Neymar, todo lo que un entrenador puede querer

Luis César

DEPORTES

11 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El jugador brasileño es un portento sobre el terreno de juego, un artista con el balón en los pies, con una conducción soberbia, desequilibrante, rápido, finaliza, agita... representa todo lo que un entrenador puede desear para su equipo. Un nombre llamado a estar entre los grandes -de hecho ya es, sin duda, uno de los mejores del planeta-. Quizás no con el peso de Messi, un fenómeno de una dimensión tan excepcional que solo ocurre cada cincuenta o sesenta años, pero sí suficientemente relevante como para entrar en la historia.

El primer año de Neymar en el Barça quizá no hacía presagiar la explosión que ha tenido durante la pasada temporada, pero siempre digo que los brasileños cuando aterrizan en Europa se pasan una campaña con los pies en el viejo continente y con la cabeza en su país. Neymar no ha sido diferente a la mayor parte de sus compatriotas. Pero ahora está pletórico. Asiste, marca, desborda y siempre al servicio de Messi. Esa lección sí la tenía bien aprendida cuando hizo las maletas hacia Barcelona. Como Luis Suárez. Alguien les explicó que venían al reino de Leo y que debían hacer todo lo posible para agradar a su líder y siempre que saltan al campo cumplen de forma brillante con ese cometido. Son conscientes de que eso también les ayuda a crecer. Y entre los tres configuran un estilete casi imposible de parar, tan letal que si están bien, no hay defensa que los pueda frenar. Contribuyen de manera decisiva a conformar al probablemente mejor equipo del mundo.

De todos modos, pese a las condiciones privilegiadas que tiene, mi impresión es que hacia el futuro, Neymar no será una figura tan constante como lo ha sido Messi o como otras estrellas que han quedado grabadas en la memoria colectiva de los aficionados al fútbol. Lo veo como alguien que tiene una fecha de caducidad más temprana. No un dominador con una carrera de fondo, tan a largo plazo. Ojalá me equivoque, porque, como digo, facultades para serlo no le faltan. Pero entiendo que nunca llegará al escalón de Messi, el brasileño es un fenómeno, pero dentro de esa categoría hay escalas y a Neymar no le corresponderá el peldaño más alto.

Neymar dispone de todos los ingredientes para asentarse en lo más alto del fútbol mundial durante años. Es un artista con el balón en los pies, tiene una conducción soberbia y desequilibra a los defensores con una facilidad que pocos futbolistas tienen. Además el brasileño es también un portento físico, pura dinamita.