Otro año dorado para Leo Messi

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Andreu Dalmau | EFE

Tras lograr cinco títulos con el Barça, parte hoy como favorito en la elección del Balón de Oro

11 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocos ejemplos pueden definir la volatilidad en el fútbol como lo que le sucedió al Barça y a Messi la temporada pasada. Después de un comienzo irregular bajo las órdenes de Luis Enrique, el Camp Nou empezó a tiritar en enero cuando a 560 kilómetros de distancia, en Anoeta, el preparador asturiano decidió dejar a Messi, que había regresado tarde de sus vacaciones de Navidad, en el banquillo. El Real Madrid, campeón de Europa y del mundo se divertía al son que marcaba Ancelotti. La crisis atropelló a Zubizarreta y provocó un anticipo electoral. Pocos podían presagiar que en apenas cinco meses el Barça liderado por un magistral Messi se iba a convertir en un ciclón.

Hoy el argentino es el favorito para sumar a los cinco títulos que conquistó desde aquella derrota en el campo de la Real el Balón de Oro. Cristiano y Neymar, sus rivales, pero ninguno de los dos parece capaz de evitar que Messi complete otro año de diez.

El grito de Cristiano

Un estímulo para volver. En febrero del 2015 el artífice de que Messi acabase en la Masía definía con una frase todo lo que le había ocurrido al Barça la campaña anterior en la que el conjunto culé se quedó en blanco. «Me parece que Messi comió más pizzas de las que debía», dijo Carles Rexach cuando le preguntaron por la situación del equipo.

Días antes, Messi había asistido a la gala de la FIFA en Zúrich donde se entregaba el Balón de Oro. El argentino ya sabía que en aquella ocasión no le tocaba ganar. La temporada del Madrid y de Cristiano merecían premio. Para muchos el extraño grito del portugués sobre el escenario al recoger el trofeo despertó el apetito de Messi por volver a la cima.

Números de leyenda

Crece su incidencia en el juego. Y poco a poco, Messi despierta. Aparece en escena Luis Suárez, para completar una delantera de ensueño. Con la referencia del uruguayo, el diez puede dar unos pasos hacia atrás e incrustarse con mayor frecuencia en el centro del campo. Y ya no solo concluye las jugadas sino que crece su incidencia en el juego del Barça. Termina la 2014/2015 con 58 goles y 27 asistencias en 57 partidos, entre Liga, Champions y Copa del Rey. Las tres competiciones tienen el mismo destino: las vitrinas del Camp Nou. Unas cifras que lo acercan a sus mejores guarismos, los de la época Guardiola. La temporada anterior, en la que Messi estuvo varios meses lesionado, acaba con 41 goles y 14 asistencias en 44 encuentros.

El efecto del Mundial

Centrado otra vez en su club. En Barcelona creció el convencimiento de que hasta el verano pasado la única preocupación que anidaba en la cabeza de Messi era el Mundial. Motivos no le faltaban. Es el único gran mérito que echa de menos en su currículo y, probablemente, en su corazón. Quiere triunfar con Argentina, necesita sentirse tan querido en su país como lo es en Barcelona. Y además se daba la circunstancia de que el Campeonato del Mundo se disputaba en Brasil, otro motivo más para apretar el paso. Pero a Messi no le salen las cosas como esperaba. A su regreso a España, el crac ya solo empieza a pensar en el Barça y en continuar alimentando su mito.

El acoplamiento

Método frente a talento. El arranque, de todos modos, no fue sencillo. Messi había vivido muy cómodo con el Tata Martino en el banquillo. De hecho, su nombramiento como sucesor de Tito Vilanova parecía llevar la firma del padre del diez, con el que le une una estrecha relación. En lo que a Martino concernía, Messi tenía carta blanca para hacer lo que quisiese. Entonces dejó de comer en la ciudad deportiva y de descansar allí tras cada sesión de entrenamiento. Y todo terminó desembocando en la frase del hombre que firmó el primer contrato de Messi en una servilleta.

Luis Enrique era todo lo contrario. Disciplina y método y quiso imponer su condición de comandante a toda la plantilla, incluso a Messi. Después de Anoeta el entrenador tuvo la suficiente agilidad como para darse cuenta de que si seguía así, Messi lo enviaría al precipicio.

Goles antológicos

Las arrancadas de Maradona. Y una vez que se establecieron los roles, el viento empezó a soplar a favor. Y Messi se vistió de nuevo de Messi, que es lo más parecido a ponerse un traje de superhéroe, y el Barça despegó. Y regresaron los goles antológicos, de esos que en la carrera de un futbolista normal son una rareza y en la de Messi, una constante. El que le marcó al Athletic en la final de Copa aspira hoy también a ser el mejor del año.