Lucas, la fe y la soberbia

José M. Fernández PUNTO Y COMA

TORRE DE MARATHÓN

13 dic 2015 . Actualizado a las 16:50 h.

Lucas, la fe y las contradicciones de Luis Enrique. El técnico del Barcelona no hizo caso a sus propias palabras, al mensaje emitido solo un día antes; entonces no ocultaba su admiración por el actual Deportivo e incluso alertó del potencial del último rival antes del Mundialito. Pero el fútbol está tan repleto de tópicos que solo un día después Luis Enrique olvidó su apelación a la inexistencia del enemigo pequeño. Dio por resuelto el partido media hora antes del final y despreció a un rival cuyo debatible planteamiento inicial se vio superado por la genialidad de Messi en un lanzamiento directo y por el único desajuste defensivo deportivista, cuando nadie alcanzó a tapar un disparo lejano de Rakitic. Afirmar que ya lo había avisado deja más en evidencia el desprecio de un Luis Enrique que echó una mano para que el Dépor no se fuera del partido.

Pero para puntuar en el Camp Nou no es suficiente con reducir al Barça a su versión más gris o aprovechar los regalos del técnico culé. También fue necesario el espíritu competitivo que el Dépor ha exhibido durante toda la temporada y el detalle de un Lucas Pérez que ya es uno de los delanteros de la Liga española, un jugador del que todo el fútbol europeo conoce su cláusula de rescisión. Puso la firma a otro gol y a una asistencia, esta vez al portador de la fe y de otras esencias, también deportivistas: Álex Bergantiños.

Al capitán, imprescindible desde el derbi, le tocó ayer la parte dulce del fútbol, esa que raramente acompaña a los que el tópico -otro- califica de esforzados o voluntariosos. Injusto, porque, al fin y al cabo, ¿cuántos futbolistas de ese corte son capaces de cerrar un contraataque como lo hizo ayer Bergantiños en el Camp Nou?