El jugador que intentó ser Michael Jordan

Jose M. Fernández TIEMPO MUERTO

DEPORTES

01 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Siempre quiso ser Michael Jordan, un pecado con una severa penitencia y, a la vez, la virtud que impulsó una carrera espectacular. Kobe Bryant anunció su retirada, un adiós cantado para un cuerpo magullado por el infernal ritmo de veinte temporadas en la NBA, por una carrera tan excesiva como ambiciosa. Héroe o villano, puso todo el empeño para convertirse en el mejor de la historia, pero no le alcanzó. De cualquier forma, habrá que agradecerle su valentía para atreverse a echar un pulso al mito, al mejor jugador de la historia. Lo perdió, claro, pero sobrevivió a un intento que acabó diluyendo a otros émulos de Jordan, como Carter, McGrady, Stackhouse o Grant Hill, y dejará para la posteridad unas cuantas exhibiciones imposibles y la sensación de que de no haber errado en alguna que otra decisión le faltarían dedos para encontrar acomodo a los anillos que podría haber ganado.

Tildado de egoísta empedernido dentro de la cancha y de ególatra insoportable fuera, atemperó su carácter en el ocaso de su carrera, después de que el tiempo curara las heridas provocadas por sus tiranteces con Shaquille O?Neal y Phil Jackson ?una alianza que de haberse prolongado habría generado un palmarés inigualable? y por la denuncia por acoso sexual que estuvo a punto de costarle su carrera profesional y que lastró su imagen pública durante varios años.

Fue el sexto jugador en pasar directamente del instituto a la NBA y en su día el debutante más joven, con 18 años y 177 días. Kobe va a dejar tras de sí más de 1.500 partidos oficiales en la NBA y una guía de los devastadores efectos que 20 años de deporte profesional pueden dejar en un cuerpo humano, y en la cartera, porque se calcula que ha cobrado de los Lakers unos 300 millones de dólares, incluidos los 30,4 de la campaña 2013-14, cuando solo disputó 6 partidos, y excluidos los 48,5 de las dos últimas, la bola extra que ha impedido la posible reconstrucción del equipo de Los Ángeles.

Además de ser el tercer máximo anotador de historia de la NBA y el primero de los Lakers, con los que ha conquistado cinco títulos, ha participado en 17 All Star y tiene 2 oros olímpicos y un espectacular promedio por partido de 25,3 puntos, 5,1 rebotes y 4,7. Una noche de enero del 2006 masacró a los Raptors de Toronto con 81 puntos, la misma temporada en que anotó más de cincuenta en diez ocasiones, logros que solo superó Chamberlain.

Alguien que en un mismo partido ha anotado 12 triples o ha sido capaz de lanzar a canasta 47 veces en un solo partido se merece un respeto. Vale, no le ha alcanzado para ser Michael Jordan, pero al menos le quedará el consuelo de que ha sido quien más se le ha acercado. Un jugador de una enorme dimensión y por ahora el mejor del siglo XXI