El blues de Kobe Bryant

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

TIMOTHY A. CLARY | Afp

Arranca la larga despedida de un anotador compulsivo que deja una huella inconfundible

01 dic 2015 . Actualizado a las 15:53 h.

Lleva veinte campañas en la NBA, las veinte vistiendo la misma camiseta púrpura y oro de Los Ángeles Lakers. Y no habrá veintiuna porque ha decidido que esta sea la última en una trayectoria que lo sitúa entre los mejores de toda la historia en la gran liga americana. Kobe Bryant ha anticipado su despedida, y ya suena la melancolía porque el que se va es un jugador distinto, anotador compulsivo y extraordinario defensor, probablemente uno de los más individualistas y más absorbentes.

Se va con cinco anillos, solo uno menos que Michael Jordan, los mismos que luce otra leyenda en activo como Tim Duncan. Y quedará la sensación de que pudieron ser más si hubiese puesto el mismo empeño en hacer equipo que en construir récords individuales. ¿Sería compatible con los actuales y corales Golden State Warriors? ¿Cuál hubiese sido su palmarés de no haberse roto la sociedad que formaba con Shaquille O?Neal? Son interrogantes que nunca tendrán respuesta, pero alimentan el debate.

En la historia han quedado los Lakers de Magic Johnson, Byron Scott, James Worthy y Kareem Abdul Jabar; y los Boston Celtics de Ainge, Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish; los Bulls de Jordan y Pippen; y se sumarán los aún en activo Spurs de Parker, Ginobili y Duncan. Son todos colectivos que marcaron época.

También se hablará de los Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O?Neal, y los de Kobe Bryant y Pau Gasol. Pero son grupos que no perduraron.

En todo caso, está diciendo adiós el tercer máximo anotador de la NBA (solo superado por Kareem Abdul Jabar y Karl Malone); un escolta que consiguió firmar 81 puntos en un partido (el tope lo ostenta Bill Russell, que alcanzó la centena); alguien que comparte con Donnie Marshall la marca de más triples anotados en un partido, doce; un jugador que fue capaz de encadenar cuatro encuentros de más de cincuenta puntos en su casillero, y nueve de más de cuarenta.

Ambicioso y perfeccionista

Para tratar de entender a Kobe Bryant basta con repasar algunas de sus muchas reflexiones, en las que nunca se llama a engaño: «No puedo relacionarme con gente perezosa, no hablamos el mismo idioma»; «todo lo negativo, presión, desafíos, es una oportunidad de crecer para mí»; «estoy buscando la perfección»; «no soy la más paciente de las personas»; «si sientes medio a fallar, probablemente fallarás».

Miedo es lo que no ha tenido nunca en su dilatada carrera. Pero esta temporada sus porcentajes y su expedientes están bajando enteros. Ya no es el de siempre. Ha visto que la carrocería no aguanta y ha puesto fecha de llegada a una travesía que completará en la estación que más y mejor conoce, en la que más partidos ha jugado: el Staples Center, a mediados de abril.

Entre tanto queda todavía tiempo para disfrutar de un escolta que seguirá siendo un maestro consumado en el difícil arte del fade away, que no dejará de buscar el aro rival. Y que probablemente regalará alguna exhibición más. Porque no conoce el pedal del freno.