Los niños de Dunblane, los ídolos del país

Fernando Rey Tapias LA PIZARRA

DEPORTES

30 nov 2015 . Actualizado a las 16:42 h.

Andy Murray ha devuelto al tenis británico a lo más alto, en esta ocasión en compañía de su hermano Jamie. Cumplió el pronóstico y fue la pieza fundamental en la victoria sobre una sorprendente Bélgica.

Los belgas, que jugaron sus tres rondas en casa, un factor muy importante en la Davis, tuvieron sencillos cruces ante Suiza y Canadá, que jugaron sin sus principales jugadores, y en semifinales lograron superar con dificultades a Argentina.

Los británicos, que también jugaron las tres fases eliminatorias en casa, tuvieron un camino mucho mas complicado, superando a Estados Unidos, Francia y Australia.

Ya en la final, estaba claro que era una oportunidad única para Andy Murray de añadir a su palmarés una gran victoria, añorada por todo el público británico. Jugó el Masters en Londres, pero con la mente y la programación puesta en Gante. Si el año pasado fue la ocasión aprovechada por Federer, y en años anteriores por Berdych, Nadal y Djokovic, el 2015 era una que no podía dejar pasar Andy. Y no lo hizo. Cumplió con su condición de favorito y logró triunfar en sus tres partidos en la final.

Enfrente, un David Goffin tembloroso y agarrotado en el primer partido, producto de la presión que supone jugar una competición con todo el país pendiente de tu actuación, una presión que motiva a muchos pero que anula a otros destacados jugadores. El número 1 belga consiguió remontar el primer día, y se rehízo, para jugar a un nivel aceptable los dos siguientes. Pero hoy por hoy el nivel de Goffin es insuficiente para tumbar a un rival muy superior.

La eliminatoria, disputada con extremas medidas de seguridad debido a las amenazas terroristas, probablemente hayan traído a la mente de los Murray los horribles recuerdos de la matanza ocurrida en su escuela de Dunblane, la pequeña localidad al norte de Edimburgo donde estudiaban, cuando un perturbado entró en el gimnasio y comenzó a disparar. Murieron 15 niños y una profesora y otros 12 niños resultaron heridos. Los hermanos Murray, que tenían 8 y 10 años, oyeron los disparos cuando iban a entrar al gimnasio y corrieron a refugiarse bajo la mesa del jefe de estudios. Solo ellos saben el trauma que la tragedia les dejó, pero lo que sí sabemos es que aquellos dos niños supervivientes del horror de Dunblane, casi 20 años después, han hecho felices a millones de británicos que nunca habían vivido una victoria como esta.