El futuro incierto de Alonso

Toni Silva REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

SRDJAN SUKI / Efe

Con 34 años afronta la recta final de su carrera con un coche tan malo como su relación con McLaren

30 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

A comienzos del 2015, el presentador Antonio Lobato reconocía a La Voz su sorpresa por la foto de buena amistad entre Fernando Alonso y Ron Dennis, juntos de nuevo tras el regreso del asturiano a McLaren. «Con todo lo que sé esa imagen me chirría muchísimo», indicó durante una conversación con motivo de la presentación de su libro sobre los dos años de gloria de Alonso.

Y en el último fin de semana del peor mundial del español cerrado ayer en Abu Dabi, Dennis lanzó al aire la posibilidad de que al annus horribilis de Alonso le siga otro sabático, una afirmación rápidamente desmentida por el propio piloto. Para ahondar aún más en la tensión interna, Mark Webber, amigo personal del ovetense, señalaba desde el circuito que el español «está a punto de explotar».

El año terrible de Alonso comenzó con un accidente misterioso en Barcelona, una hospitalización y una ausencia en la primera carrera, y acabó con once decepcionantes puntos en el casillero final, menos incluso que su compañero de equipo, algo inédito desde su consagración en el 2003 con su triunfo en Hungría. McLaren había pedido calma para prolongar la pretemporada en las primeras carreras del año, pero las cosas fueron a peor y la frase «Este fin de semana Alonso va a cerrar muchas bocas» fue la más borrada de Twitter por sus propios incondicionales.

La falta de entendimiento entre ingleses y nipones en la sede de McLaren ha motivado una fractura mayor entre Alonso y la escudería, esa foto a la que al propio Lobato ya le chirriaba cuando aún no se adivinaba el desastre que estaba por llegar. Dennis censuró las quejas públicas de Fernando cuando le adelantaban pilotos menores, le reprendió por tomar el sol en Interlagos, un gesto cuya carga de ironía no escapó en la sede de Woking. Y ahora aflora lo del año sabático. Quizá Ron Dennis se quiera ahorra la nómina más cara de la fórmula 1 (35 millones de euros) sabedor de que la corona del 2016 es inaccesible.

De momento, McLaren ha devaluado su imagen ante millones de espectadores y algunos patrocinadores históricos, como Johnnie Walker o Tag Hauer, se borran del mono de sus pilotos la próxima temporada. Hay incluso quien ve el desembarco de la marca de relojes a Red Bull como un posible destino del propio Fernando Alonso para la próxima temporada. Pese a sus discretos resultados, la escudería austríaca cuenta con un monoplaza de grandes virtudes aerodinámicas, más incluso que Mercedes, pero su propulsor es su gran talón de Aquiles.

Justo en esta temporada aciaga se cumplen diez años del primer título de Alonso, un hito pasado que aporta más sal a la herida del presente. El próximo año se cumplirá otra década de la segunda corona. Y la última. Desde entonces, Fernando ha rozado la corona en el 2007 con McLaren, asimiló otro bienio de transición en Renault, y se vistió el mono de Ferrari con el que soñó de nuevo dos veces con ser campeón. Especialmente frustrante fue la primera, en el 2010, cuando llegó líder a la última carrera y fue testigo de cómo un imberbe Sebastian Vettel le birlaba el campeonato. Y esa es otra. Alonso ha visto en estos nueve años como dos mocosos -Hamilton y Vettel- hacían añicos sus récords de precocidad, adelantándole además en el ránking de triunfos y títulos.

En julio del 2016 Fernando Alonso cumplirá 35 años. Michael Schumacher ya fue campeón con esa edad, pero en una temporada (2004) en la que su Ferrari era tan hegemónico como el Mercedes actual. Alonso no dispondrá precisamente de esa ventaja si se confirma su continuidad en McLaren. Le queda ahora el reto de, una vez tocado el infierno, despedirse de su carrera de piloto llevando a esta caricatura de monoplaza a lo más alto. Entonces tendrá 36 ó 37 años. Y ni siquiera así podría presumir de ser el campeón más longevo. Juan Manuel Fangio lo fue con 47.