Una lección de tenis

Fernando Rey Tapias LA PIZARRA

DEPORTES

23 nov 2015 . Actualizado a las 15:18 h.

No se puede decir que Roger Federer no jugase bien la final, pero Novak Djokovic no le dio la más mínima oportunidad. Con eso está casi todo dicho. El partido supone un cierre fantástico a una temporada excepcional. El serbio demuestra por qué ahora mismo es el número uno indiscutible. Su exhibición encierra una auténtica lección de tenis ante un rival altísimo.

No concedió Djokovic ni una opción a Federer para que pudiera atacarle donde a él más le gusta, en la red. Golpeó con una profundidad impresionante, sacó bien, su resto estuvo al nivel excepcional de siempre... Mostró anticipación, rapidez de piernas y también lució el arte del contraataque ante los tiros de Federer. El serbio no dejó que el suizo jugara ni una sola bola cómoda.

A nivel táctico también cumplió Djokovic ante un rival que primero probó a volcar sus golpes más a la derecha pero luego varió su discurso. Jamás estuvo cómodo Federer en un partido en el que cuesta trabajo encontrar un solo punto débil al número uno actual. Además ahora en las grandes finales sube su rendimiento al máximo con una concentración al 100%. Un despliegue el visto en el partido por el título que no tuvo nada que ver con el papel de Nole en la fase de grupos, como por ejemplo en el duelo con Berdych.

¿Y ahora? Si Djokovic sigue a este nivel, será muy difícil que nada cambie en el 2016. Pero el tenis siempre es cíclico y puede haber una lesión o cualquier circunstancia que varíe el escenario. Federer no puede jugar mucho mejor ya, Nadal se recupera pero no asusta... Y Nole es candidato a dominar otra campaña, desde la prudencia de saber que, si baja un pelín por una molestia física o por cierta falta de motivación, también le estarán esperando.

A la actual infalibilidad de Djokovic no se le aprecia una fisura. Recuerda al Nadal dominante en tierra de sus mejores días, pero en este caso sobre cualquier superficie. A aquel Nadal nadie sabía como derrotarlo, nadie tenía la fórmula. Lo mismo sucede ahora con el serbio, ante el que todos tienen sensación de inferioridad. Cierto que Nole todavía tiene el reto de vencer en Roland Garros, pero cada día avanza en algo en su tenis. Porque no hace falta ir muy atrás para recordar cuando tenía baches en los partidos. No ofreció ni uno en la final pese a que Federer puso un ritmo altísimo y jugó a un buen nivel. Cada tiro, se lo devolvió aún con más potencia todavía, jugando sin dejarle ninguna bola cómoda, con colocación y profundidad y pasándole bien cuando asomaba a la red.

Hasta el servicio lució. Vimos en la semifinal que Djokovic no sacó más rápido que Nadal, pero sí lo hizo mucho mejor. Su efectividad con el servicio también resulta impresionante.