Rafa Nadal cierra la fase de grupos con pleno de victorias

Efe

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GLYN KIRK / Afp

El manacorí se impuso ante un combativo David Ferrer por 6-7, 6-3 y 6-4

20 nov 2015 . Actualizado a las 18:27 h.

 El español Rafael Nadal, quinta raqueta del mundo, superó este viernes con mucho sufrimiento el trámite ante su compatriota David Ferrer (6-7(2), 6-3 y 6-4) y cerró la fase de grupos del Masters de Londres con pleno de victorias.

En el partido más largo en lo que llevamos de torneo -dos horas y 37 minutos-, Nadal, finalista en 2010 y 2013, sumó su tercer triunfo en otros tantos encuentros y se medirá mañana con el serbio Novak Djokovic, número uno del mundo, por un puesto en la final. 

Ante Ferrer se pudo comprobar que el saque es lo que más le está costando encajar en una maquinaria donde todas las demás piezas se han acoplado y están cerca de rendir al máximo nivel. Todo ello lo va a necesitar este sábado, el día del clásico futbolístico en el que también se juega el tenístico. Será el duelo número 46 del partido que más veces se ha repetido en la historia. De momento, el balance es positivo para Nadal (23-22) y Djokovic sabe que se va a medir a un jugador distinto al que ha ganado tres veces sin ceder un set en el 2015. «Rafa lleva varios meses jugando mucho mejor; se siente más cómodo sobre la pista. Falla menos bolas y sirve mucho mejor», analizó el serbio, «optimista» de cara al partido ante el manacorense.

La versión de Nadal ante Murray y Wawrinka invita a soñar; la que ofreció ante Ferrer motiva a ser algo más pesimista. Si ofrece la primera, esa en la que parece aislado de su inicio de temporada, alza el puño, su derecha corre, su saque no desentona y su revés funciona, tiene muchas posibilidades ante el número uno del mundo. En sus tres partidos en Londres ha ganado la línea de fondo y eso es peligroso para sus rivales. En cambio, si vuelve a atraparse con su servicio y a perder agresividad, lo tiene imposible.

Remontada convincente ante Ferrer El de Manacor sufrió ante 'Ferru' en buena parte del partido a pesar de que empezó francamente bien: de los once primeros puntos perdió uno, lo que le supuso dos roturas rápidas. Eso sí, una vez apretado el acelerador hasta el fondo se dejó llevar. Con el balear al ralentí, Ferrer le devolvió los dos 'breaks' e igualó la manga. Fueron cuatro juegos de desconexión que le sirvieron de aviso de cara al futuro: si aflojas en la Copa de Maestros lo pagas. Tuvo que entender ese mensaje. Fue un embrollo, el primero del torneo, que le costó el parcial y lo que es peor, le costó volver a tener buenas sensaciones. Se dejó tres servicios en el primer set, demasiados para un aspirante a levantar el título el domingo. Sacó para cerrar la manga y falló, como en el 'tie-break'. De ahí que el primer acto fuese para Ferrer.

¿Qué debía hacer Nadal en el segundo set? ¿Se dejaba llevar y ahorraba fuerzas para las semifinales o peleaba el partido para recuperar sensaciones en un duelo en el que se jugaba 200 puntos, unos 150.000 euros y poco más? Esa era la disyuntiva. Quedó claro que no sabe lo que es dejarse perder aunque sea para ahorrar energías de cara a un objetivo mayor. Aunque el partido no contaba para nada, lo luchó como si le fuese la vida en ello porque el nivel del duelo subió notablemente. Intercambios interminables, desplazamientos de un lado a otro de la pista. Lo contrario de un partido cómodo. Fue muy meritorio por parte de ambos. Por ejemplo, tardaron cerca de 14 minutos sólo para el primer juego del tercer set. Por ello el de Manacor tuvo que subir el nivel. Curiosamente ofreció su mejor versión en la última manga, la que necesitará ante Djokovic. El otro clásico está servido. El sábado el mejor Nadal, el más cercano a su pasado, se medirá al número uno, el mejor del presente.