La Premier también se harta de Mourinho

José M. Fernández PUNTO Y COMA

DEPORTES

28 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Sostenía Cesar Luis Menotti que el problema de aquellos a los que solo les vale el triunfo es que cuando pierden no les queda nada. Hablaba de fútbol, claro, y probablemente en una de sus recurrentes añoranzas del Brasil del 82, aquel formidable equipo que no ganó el título pero que dejó un recuerdo imborrable. Probablemente, el Flaco tenía en el punto de mira a Bilardo, su Némesis y el entrenador que encarnaba la victoria como único valor, y a cualquier precio. Bueno, pues el nuevo apóstol del triunfo, el técnico que rehúye referirse al juego para predicarla victoria, el arrogante entrenador que un día se definió a sí mismo como the special one, ya pierde más que gana. Y recordando las palabras de Menotti, difícilmente se encontrará su rastro en el juego; su recuerdo tendrá bastante más que ver con cuestiones tan prosaicas y alejadas del césped como las polémicas con el entorno, los desplantes a la prensa, las discusiones con los colegiados...

Después de diez partidos de Liga, el Chelsea, que defiende el título de la Premier conquistado con Mou, suma cinco derrotas, está a once puntos del liderato y sobre su cabeza pende la amenaza de la destitución. «Acabado», titulaba ayer The Mirror con la imagen de un Mou con el que la prensa inglesa ya no es tan condescendiente como en su primera etapa. El lastimoso episodio de su enfrentamiento con la doctora del club, Eva Carneiro, la acumulación de derrotas -incluida la Community Shield frente al Arsenal de su íntimo enemigo Wenger-, los enfrentamientos con la prensa -«trataré a vuestros jefes como ellos a mí, sin respeto»- y las derrotas están a punto de acabar con la paciencia de Abramovich. Para el multimillonario ruso el dinero no es un problema, como no lo fue en su día para Florentino Pérez -al fin y al cabo, pagaba el Real Madrid-, del que se desvinculó pocos meses después de ampliar su contrato y tras airearse una fractura en el vestuario que le colocaba en una situación delicada. Ahora, apenas dos meses después de haber renovado hasta el 2019, despedir al portugués puede costarle al Chelsea unos 45 millones de euros. Como sucedió hace un par de años, su equipo tiene problemas de resultados, el entorno airea la aparición de fracturas en el vestuario y el horizonte muestra una indemnización millonaria.

Nadie recuerda un Chelsea en una posición tan retrasada en la Premier (15º); además, es tercero en un discreto grupo de la Champions. Sin un Valdano a quien responsabilizar -el portugués es mánager y entrenador, por tanto responsable de los fichajes-, ha empeorado un equipo campeón y ha incendiado el entorno. Su despido ya es un asunto de las casas de apuestas: solo la destitución de Steve McClaren, técnico del Newcastle, penúltimo, se paga menos que la de Mou.

«Estoy en el peor momento de mi carrera», reconoció hace unos días, en un inédito ejercicio de humildad de quien hasta ahora solo ponía rostro a los triunfo y apellido a los proyectos, aunque llevaran el nombre de instituciones tan célebres como Real Madrid, Oporto, Inter o Chelsea.