El exentrenador de O Parrulo y del Azkar dirige ahora el Al Nasr de Dubái, donde dispone de unos medios que no había disfrutado en ningún otro lugar
22 oct 2015 . Actualizado a las 10:11 h.El alma de entrenador de Pablo Prieto le enfrenta de nuevo a un reto a pie de pista en Oriente Próximo. El técnico naronés, que sigue vinculado a la Federación Gallega de Fútbol, confía en aportar su experiencia en el Al Nasr de Dubái, como hizo antes en la selección de Libia o el Al Wahda de Abu Dabi. Desde mediados de agosto, realiza labores de asesoramiento en la dirección técnica del club y prepara al primer conjunto de fútbol sala, con el pontevedrés Adrián Paz, que se ocupa de la preparación física y el trabajo con los porteros.
Si en Abu Dabi tuvo que «crear un equipo de la nada» y llegó a «disputar dos finales, con opciones de ganar la liga hasta la última jornada», ahora se une al gran club de Dubái, el más antiguo y poderoso. «Lleva cinco años con la sección del fútbol sala. Este año el proyecto es muy ambicioso y aspira a conseguir como mínimo uno de los títulos. En la Copa Federación, que se disputa sin los jugadores internacionales, hemos conseguido el tercer puesto», explica Prieto.
El reto en Dubái resulta muy diferente al papel con la selección libia (interrumpido por la revolución del 2011, cuando abandonó durante un tiempo el país) y con el Al Wahda, «sobre todo por los medios materiales, y humanos que tenemos». «A nivel de club, me ha impresionado la profesionalidad de toda la estructura. No falta un detalle en la organización diaria y siempre hay una solución a cualquier problema», explica Prieto, impresionado por la capacidad del club. «En este país respetan mucho el entrenador europeo en cualquier disciplina deportiva, y sinceramente es el primero en toda mi historia como entrenador que nos da todos lo medios que necesita el cuerpo técnico para desarrollar nuestro trabajo», comenta tras una carrera en la que pasó, entre los banquillos y la dirección deportiva, por O Parrulo, Autos Puentes, Egasa, Azkar Lugo, Sevilla y Talavera.
Vínculos con la casa real
Ahora, con 51 años, Prieto moldea a la plantilla del Al Nasr después de que jugase «con un sistema 4-0 durante los últimos 3 años, y una metodología diferente de entrenamientos». El club mantiene estrechos lazos con la casa real de Dubái y entrena en instalaciones propiedad de la corona. «Toda la más alta tecnología está presente en esta instalación, que alberga diferentes espacios lujosos para diferentes especialidades deportivas», cuenta el entrenador naronés desde los Emiratos Árabes.
El club responde a la imagen suntuosa que transmite Dubái en Galicia. Aunque el preparador ferrolano matiza que el coste de la vida no resulta desorbitado. «Dubái es diferente a Abu Dabi. El lujo es la carta de presentación del país y Dubái es la ciudad que lo abandera. Si haces una vida como en Europa, el nivel económico que se necesita es alto, pero en cuanto a supermercado, alimentación, telefonía o productos básicos es un país muy económico», matiza.
Alojado en el hotel Irán, cerca del club, se declara encantado por su «ambiente cercano y familiar». Vive casi las 24 horas del día en inglés y maneja ya un cierto vocabulario árabe «gracias a los cuatro años anteriores; en Libia, al tener traductor, hablaba mucho más árabe, sobre todo para entrenar».
Aunque disfruta de su profesión «con locura», después de cinco años de experiencias laborales fuera de España, admite su intención de regresar -sin fijar una fecha concreta-.
Motivado con Louzán
«Formar parte de la Federación Gallega de Fútbol es algo que llena muchísimo también, y sobre todo porque he visto a un presidente que cree en el fútbol sala, y le apoya, Rafael Louzán, que marcará un antes y un después».
Prieto forma parte de la junta directiva de la FGF y es miembro del Comité Nacional de Fútbol Sala de la española. Su gran desafío será contribuir a la integración del fútbol sala gallego en una sola federación. «Sería beneficioso para ambas partes, pero sobre todo pensando en el fútbol sala en nuestra comunidad, que es una de las pocas en España que no tiene la integración definitiva», explica, pues desde Dubái sigue llevando las gestiones de su parcela en la FGF.