Hacia los 400 estilos

Antonio Rivas BRAZADAS

DEPORTES

04 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Su forma de nadar, los apoyos que realiza en el agua, y la manera en la que afronta cada prueba, la convierten, como ya ha demostrado con creces, en una extraordinaria especialista en medio-fondo y fondo. Por eso, creo que para Katie Ledecky será más sencillo rebajar los 2,5 o 3 segundos que hoy -sin contar la posible progresión de sus rivales- le separan de la clasificación para los Juegos en los 400 estilos que el poco más de medio segundo de los 100 libre, las dos pruebas que se está planteando sumar a su ya amplio repertorio.

Quizá lo más natural en una consumada nadadora de crol sería plantearse añadir el 100 libre, pero bajo mi punto de vista es una prueba con poco margen para desplegar una táctica como la que usa Ledecky en la piscina. A ella le gusta nadar en progresión, de menos a más, jugar con sus rivales, controlar lo que va sucediendo en cada momento, y el 100 no lo permite. Apenas deja espacio para este tipo de estrategias. Lo que requiere es explosividad.

En cambio, el 400 estilos sí se amolda a ese ritmo que tanto le gusta a la norteamericana. Y sin conocer en detalle todos los parciales de su mejor marca (4.41,70) en esta disciplina, que logró en junio de este año, su final en 1.01, con un 50 definitivo en 30,0, indica que acabó la prueba con soltura. Para que se hagan una idea de ese extraordinario final, en el Mundial las mejores nadadoras terminaron en 1.02 o 1.03.

Si pule los otros tres estilos -especialmente la braza, que puede ser el más singular-, estará en condiciones de firmar un tiempo suficiente como para entrar en Río. No me extrañaría verla en los Trials del año que viene hacer un 4.37. Pero de ahí a la medalla hay un largo trecho. Para conseguir un bronce en el pasado campeonato del mundo de Kazán fue necesario tocar la pared en 4.32. Parece demasiado, incluso para Ledecky.

Antonio Rivas es profesor de INEF y entrenador de natación y triatlón.