Remolcarse hacia el precipicio

Javier García, I.A. REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

LIONEL BONAVENTURE | AFP

Otros ciclistas fueron expulsados en el pasado por el mismo motivo que Nibali

25 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El pequeño repecho en el que se situaba el último esprint intermedio de la segunda etapa de la Vuelta a España consumió las últimas reservas de fuerzas de las dos compañeros de equipo de Vincenzo Nibali, que luchaban por reintegrar a su jefe de filas al grupo tras verse involucrado en una caída masiva. El ganador de la ronda española en el 2010 se quedaba solo a 19 kilómetros de meta y a 1 minuto 35 segundos de desventaja respecto a un pelotón que rodaba a un ritmo endiablado, para dar caza al portugués José Gonçalves. Todo parecía indicar que el corredor italiano iba a decir adiós a sus posibilidades en la clasificación general. Sin embargo, a falta de 13 kilómetros las cámaras vuelven a enfocar a un Nibali que ya divisaba la caravana de coches. Dos kilómetros más adelante acabaría enlazando con el grupo. La diferencia de velocidad entre los kilómetros 143 (en el que las cámaras de televisión filmaron a Nibali agarrado al coche del equipo) y 148 (cuando se reintegró al grupo) fue abismal. Mientras que el pelotón rodó a 37,89 kilómetros por hora, Nibali lo hacía a 47,87. La maniobra no pasó desapercibida entre los jueces de carrera, que decidieron expulsarlo.

No es la primera vez que un ciclista se aprovecha de un vehículo para reducir diferencias. La práctica más común es situarse tras la estela de un coche, lo que reduce significativamente la exposición al viento, lo que permite rodar a mayor velocidad con menor esfuerzo. Es un comportamiento relativamente generalizado y que generalmente se salda con una multa. Solo en los casos más flagrantes se cobra la expulsión. Un ejemplo lo tenemos en el holandés, Lars Boom, compañero de Nibali, que fue del Tour de Catar 2015 tras rodar a rebufo de un coche durante un tiempo prolongado.

Menos frecuente es ver a corredores remolcados del coche de equipo. Además, debido a su peligrosidad, los pocos precedentes de este tipo de maniobras suelen quedar reservadas a ascensiones. Es el caso del británico Mark Cavendish, que recibió acusaciones de subir agarrado al coche de su equipo durante buena parte de la ascensión al Etna en el Giro de Italia del 2011 para librarse del fuera de control. Cavendish logró entrar en meta 25 segundos antes de que se cerrase el plazo. Los jueces de carrera no lo sancionaron por la acción. Otro caso lo encontramos con el francés Richard Virenque. El francés afrontaba la ascensión al alto de Envalira con el grato recuerdo de haberlo coronado en primera posición en las etapas 10 y 11 del Tour de Francia del año 1997, lo que le valió vestirse el maillot de lunares. Pero, a diferencia de lo ocurrido seis años atrás en la ronda gala, el francés afrontaba la carrera con una gastroenteritis que había mermado notablemente sus fuerzas. Para esquivar el abandono, Virenque optó por remolcarse al coche de su equipo, el Quick Step. Los comisarios lo cazaron y no dudaron en expulsarlo de la carrera.

Menos frecuente es ver cómo un ciclista se agarra al coche de su equipo en un terreno favorable. Sin embargo, las dos últimas ediciones del Tour de Francia fueron testigo de situaciones similares a la de Nibali. El murciano José Joaquín Rojas fue expulsado del Tour de Francia del año 2014 por remolcarse al coche del equipo y luego colocarse tras su estela en el descenso del Tourmalet. Thierry Gouvenou, director de la carrera, justificó su expulsión argumentando que la maniobra «puede hacerse siempre y cuando no sea muy prolongada». El ejemplo más reciente es del francés Jean-Christophe Peraud, acababa de sufrir una grave caída, por lo que decidió agarrarse al coche de su equipo para mantenerse en carrera. Los comisarios acabaron sancionando al segundo clasificado en el Tour de Francia 2014 con 180 euros y 10 segundos de penalización.