Las dos mejores plantillas del mundo

Raúl Caneda

DEPORTES

23 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que juega el Madrid y el Barça es una liga mundial. A poco que se viaje, uno descubre que estas dos marcas deportivas son de una dimensión planetaria, tan hegemónicos como sus plantillas, de largo, las dos mejores del mundo. Hasta tal punto es así, que jugadores que en el Madrid y el Barça no encuentran acomodo se van a otros gigantes a tener roles protagonistas: Xabi Alonso, Thiago, Cesc. Pretender diagnosticar quién va a ser hegemónico esta temporada es jugar a aprendiz de brujo.

El éxito es muchas veces rehén de circunstancias, tales como el motín que vivió el Barça tras Anoeta que actuó como catalizador en una gran temporada. Siempre acudimos al tópico de los pequeños detalles como los que determinan el éxito en estas batallas, lo cual no suele ser más que un tópico lleno de pretensión observadora. Cuando combaten futbolistas y equipos cuya dimensión pública es tan exagerada, el motor fundamental que activa el deseo es el ego, la vanidad. El Barça venía el año pasado de vivir una temporada sin éxitos y acentuó aún más la sensación de fracaso tras un mundial decepcionante tanto para los jugadores españoles como para Messi, Neymar o Luis Suárez. Ese combustible de fracaso encendió a un grupo que en plenitud es casi intratable. Será imposible repetir el derroche de energía del año pasado, porque ganarlo todo sacia hasta el apetito más voraz.

Es el Madrid, una plantilla igual de descomunal y con síntomas de una convivencia confusa en cuanto a egos, el que ha probado este año las hieles de la decepción. Al deseo de revancha, el club le ha sumado la apuesta por un entrenador más tacticista (lo que ha posibilitado sus éxitos en el Liverpool y el Valencia). Con la humildad que provoca venir de perder, Benítez encontrará el ambiente perfecto para que tanto ego y tanta calidad puedan entregarse al plan colectivo de su entrenador, algo con poca tradición en el gigante blanco, que históricamente ha sido refractario a la intervención del entrenador.

Al final, cuando hablamos de futbolistas de élite, no deberíamos banalizar con pistas como las que da Piqué cuando dice que todo empezó al ver el festejo de los blancos con el cantante colombiano Kevin Roldán. De futbolistas hablamos, y ellos funcionan así. Aunque, en ocasiones, parezca poco serio.