El hombre de los cuatro dobletes

Xosé Ramón Castro
x. r. castro REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

ADRIAN DENNIS | AFP

Mo Farah, que ha volado en todas las distancias, busca el oro en el 10.000 metros

22 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Mo Farah llega a Pekín en busca de un cuarto doblete histórico, pero también salpicado por las acusaciones de dopaje hacia su entrenador, Alberto Salazar, y que han puesto en duda su aplastante dominio en las dos pruebas más largas de la pista. Hoy (14.50 horas, Teledeporte y Eurosport) será el día para saber si el nuevo doblete es posible y hasta qué punto le han afectado las críticas. Su primera cita es la final de los 10.000 metros.

Los Juegos Olímpicos de Londres, el Mundial de Moscú y el Europeo de Zúrich han visto hasta la fecha cómo el británico nacido en Somalia calcaba la misma rutina: llegar en un punto de forma extraordinario al momento más importante de la temporada para aprovechar su excelente final para ganar con un ataque demoledor en la última vuelta. La táctica la aprendió en el fracaso de Daegu (Corea), cuando un ataque a falta de 500 metros le privó del triunfo.

Esta temporada ha dado muestra de su fortaleza en dos pruebas antagónicas, lo que demuestra su envidiable estado de forma. Por un lado, ha sido capaz de establecer un nuevo récord de Europa en la media maratón, en Lisboa, con una marca de 59s 32s, y por otro, acaba de correr los 1.500 metros en 3m 28s, una marca estratosférica a la que no llegaron referencias de la distancia, en su día, como Fermín Cacho. Por encima, firmó la mejor marca mundial del año en el 3.000 en una reunión de la Diamond League.

La única duda es su estado de ánimo. Las críticas por dopaje, especialmente dirigidas a su entrenador, Alberto Salazar, le han afectado de manera especial. Siempre ha intentado mantener una imagen impoluta de su pureza, que de repente se ha teñido de dudas. De hecho, una de las ideas que baraja es romper con Salazar después del mundial. Como adelanto, no se entrenó con el gurú en Oregón, sino que lo hizo en Font Romeu y en Etiopía. El inglés sabe que es una de las referencias del atletismo, un puesto que no puede poner en cuarentena.

Contra dos ejércitos

Mo Farah estará solo ante dos ejércitos que claman venganza desde el 2012. Por un lado, Etiopía, que acude a la cita con tres atletas y con Imane Merga como la principal referencia, y quizás uno de los pocos que pueda incordiar a Mo Farah. Por otro lado aparecen los keniatas, conscientes de que en una carrera táctica nada tienen que hacer con el final del inglés, por eso se plantean quemar la naves desde muy atrás. El principal problema es su desorden táctico y quizás también la lucha de egos. Quién de los tres sería el sacrificado a cambio de derrocar al líder indiscutible de la distancia. Por eso la esperanza de África se centra en los etíopes. La prueba apenas contará con europeos y el blanco con mejor marca es el estadounidense Galen Rupp, curiosamente, también del grupo de entrenamiento de Salazar.

La final de esta sobremesa en España será uno de los primeros platos fuertes del mundial y el 50 % del cometido que llevó a Mo Farah a Pekín, ya que de conseguir su cuarto oro consecutivo en una gran prueba en los 10.000, todavía le quedaría la tarea pendiente de los 5.000 metros, en donde no parece tener ni un rival que se le pueda acercar.