El señor de los ascensos

Iván Antelo REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

RAMÓN LEIRO

En solo siete años, el peculiar preparador de Teo ha sumado tres asaltos a la Segunda División B con el Ciudad de Santiago, Ourense y ahora el Pontevedra

29 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Yo soy un ganador nato. Quiero ganar como sea, pero si es jugando bien, mucho mejor». Con esta frase se definió José Luis Míguez Iglesias (Teo, 1966) en octubre del 2014, nada más aterrizar en el Pontevedra. Un equipo que comenzó la temporada dando tumbos y la acabó el sábado logrado el ascenso a Segunda B en un partido final ante el Haro que devolvió la fe por el fútbol a la ciudad del Lérez.

«Yo soy un entrenador al que le gusta ganar jugando bien. El Ourense, los últimos dos años, fue un equipo hecho con poco dinero pero a mi medida. Busqué a futbolistas que se adaptasen a mi manera de jugar y creo que hicimos un gran fútbol. Pero en cada equipo en el que estuve hemos jugado de diferente manera y aquí me tengo que adaptar a las características de los futbolistas. Lo que apremia ahora es sacar resultados para que la gente se enganche, que la afición vuelva a vibrar con el equipo», añadía, anticipándose a lo que finalmente ha sucedido.

Luisito no lo tuvo fácil. Firmó unos números espectaculares que lo llevaron a ser campeón de Tercera con varias semanas de adelanto, pero en la promoción se le complicó todo al perder la eliminatoria de campeones en los penaltis contra el Mensajero. El técnico recuerda que tras aquel palo escuchó decir a un aficionado que estaba muy disgustado por la derrota: «vaia merda, outro ano en Terceira». «A esos aficionados les dedico el ascenso».

Genio y figura

Luisito destacó como jugador por ser un delantero de los que se partía la cara con defensas que le sacaban más de una cabeza. Nunca pasó de Segunda B, aunque llegó a coquetear con el emergente Mérida de Pepe Fouto. Colgó las botas en el Ciudad de Santiago, club con el que se inició como entrenador nada más retirarse. Llevó a los verdiblancos de Preferente a Segunda B. Pasó entonces a dirigir al Racing de Ferrol, con quien vivió su peor momento (descenso a Tercera). En Ourense redimió sus penas, logrando su segundo ascenso a Segunda B y la conquista de la pasada Copa Federación. En octubre firmó por el Pontevedra, con el que ha logrado su tercer ascenso a la categoría de bronce en siete años.

Como técnico tiene la misma garra que como jugador. Es capaz de fustigarse en plena rueda de prensa con un «el único culpable soy yo por haber hecho mal la alineación (contra el Boiro)» o lanzarse a por otros factores con un «nos han robado» (contra el Manzanares). Con los jugadores prefiere lavar los trapos sucios en el vestuario. El que no muere por él se va a la grada, aunque públicamente los defienda a todos. «Les pido perdón por tener que aguantarme, pero que sepan que los quiero».