El Sevilla doblega al Dnipro y se apunta su cuarta Europa League

Agencias / La Voz REDACCIÓN

DEPORTES

El equipo de Emery suda la victoria ante el compacto conjunto ucraniano y consigue su pase a la Champions la próxima temporada

28 may 2015 . Actualizado a las 10:36 h.

El Sevilla ha revalidado la corona de la Liga Europa tras derrotar en la final al muy voluntarioso Dnipro ucraniano por 3-2, con un doblete del colombiano Carlos Bacca. El Sevilla consigue de esta manera el cuarto título en esta competición, cifra que le convierte en el conjunto más laureado, y además logra el pasaporte para disputar la Champions League la próxima temporada. 

El Dnipro se adelantó a los siete minutos con un tanto del croata Nikola Kalinic, al rematar de cabeza un centro del brasileño Matheus. El Sevilla no cesó en su empeño y no paró de acosar hasta encontrar el premio y remontar la final con goles de Krychowiak (m.28), con un disparo raso desde dentro del área tras un córner, y de Carlos Bacca (m.31), al aprovechar un magnífico pase en profundidad de José Antonio Reyes. Pero el Dnipro no se hundió. Su mejoría encontró la recompensa al borde del primer periodo con un preciso lanzamiento de falta directo de Ruslan Rotan (m.44). En la segunda mitad bajó algo el ritmo frenético del partido, el Dnipro equilibró aún más el choque, pero el Sevilla hizo valer sus galones para llevarse la victoria. El tanto del triunfo llegó a los 73 minutos con un pase de Vitolo que aprovechó perfectamente Bacca para firmar el 3-2 a la postre definitivo. 

Un total de 998 equipos han competido hasta la fecha oficialmente en la Copa de la UEFA. Y al final es el Sevilla el que vuelve a mostrar su tiranía sobre la competición. El equipo de Emery saltó al césped del estadio nacional de Varsovia para enfrentarse a algo más que once jugadores del Dnipro. Porque los rojiblancos también jugaban contra sus propios fantasmas. El primero que avistaron fue el de las temporadas pasadas, porque si el equipo ucraniano estaba en esa final era gracias a un hombre con pasado sevillista. Juande Ramos fue el que inició este sueño europeo ucraniano. La mano del extécnico sevillista se notaba en la composición táctica de su último equipo. Una plantilla bien plantada sobre el terreno de juego. Era un fiel reflejo del Sevilla de los años 2006 y 2007. Quizá con menos talento diferenciador, pero todo ello concentrado en un único jugador, Konoplyanka. Un mediocentro que más bien es todocampista, que acabará relacando este verano con toda probabilidad en algún club de la Premier.

El número 10 del Dnipro movió durante toda la primera mitad a sus compañeros como un buen director guía a una orquesta bien afinada aunque no sea la mejor del mundo. El tanto de Kalinic fue un gran ejemplo de esa perfecta sinfonía. Tras rematar un contragolpe perfecto de fútbol directo que cogió por sorpresa a los sevillistas, el Dnipro daba la sorprensa en Varsovia. Nadie sabía cómo arreglar el problema. Ni tan siquiera desde el banquillo.  Porque Unai Emery también tenía sus propios fantasmas cuando sus muchachos saltaron al césped. El espectro en la mente del vasco era el de la temporada presente. Él se jugaba que nunca más le volvieran a recordar un hándicap que siempre le ha perseguido: «¿Ese técnico? Siempre fracasa en los momentos claves». En tan solo tres minutos Krychoiwak y Bacca dieron la vuelta a la final con jugadas ensayadas durante toda la temporada en la pizarra mágica de Emery.

Desenlace en un minuto

Leszek Szymanski | Efe

También los 7.000 seguidores en Polonia tenían a sus fantasmas. El de los 60 años sin ganar un solo título, ese de estar 40 años sin ver una sola final. El peor era aquel que les susurraba que nueve finales en 10 años durante el siglo XXI ya había sido pago suficiente para lo sufrido anteriormente y ahora tocaba caer. Con el tanto de Rotan, a falta de dos minutos para el descanso, tras una magistral falta, pareció dar la razón a los miedos internos en clave rojiblanca. Entonces, en la segunda mitad apareció el último de los espíritus.

El del futuro estuvo delante de Monchi todo el encuentro. Porque se jugaba la planificación deportiva sevillista de los años venideros. Una victoria era entrar directamente en la Champions y era sinónimo de dinero. La palabra mágica del fútbol actual que puede convertir a un equipo en imparable o del pelotón de cola. En mitad de una vorágine de cambios, tarjetas amarillas y errores en cadena llegó el tanto de Bacca. En uno de esos pocos fallos del Dnipro, en un rechace aprovechado por Vitolo y que el colombiano tranformó magistralmente. Era una final cargada de sustos, también extradeportivos. Matheus se desplomó al filo del final sobrecogiendo el corazón de todo el público.

Saben bien los sevillistas lo que significa el desplome de un futbolista sobre el césped. Recuperado el jugador, el desenlace acabó con un grito al unísono de 7.000 sevillistas que llegó hasta a orillas del Guadalquivir. La Giralda vuelve a presumir orgullosa del equipo que abandera el nombre de una ciudad que en Polonia se convirtió otra vez en la capital de Europa. Esta vez, balompédica. La gloria es rojiblanca.

Dnipro: Boyko; Fedetskiy, Cheberyachko, Douglas, Matos; Kankava (Shakhov, m. 85), Fedorchuk (Bezus, m. 67), Konoplyanka, Rotan; Matheus y Kalinic (Selezyov, m. 75).

Sevilla: Sergio Rico, Aleix Vidal, Carriço, Kolo, Tremoulinas; Reyes (Coke, m. 58), Krychiowiak, M'Bia, Vitolo, Banega; y Bacca (Gameiro, m. 81).

Árbitro: Martin Atkinson (Inglés). Amonestó con tarjeta amarilla a Kankava, Krychiowiak, Kalic, Carriço, Bezus, Rotan y Matos.

Goles: 1-0: min. 6, Kalinic. 1-1: min. 27, Krychiowiak. 1-2; min 30, Bacca. 2-2: min. 43, Rotan. 2-3: min. 72, Bacca