Una remontada de trabajo y talento que avivó la ilusión

Paulo Alonso Lois Ferrol J

OPA RACING

La derrota ante el Nástic del 2014 cerró el ciclo de la recuperación del Racing

23 may 2015 . Actualizado a las 04:00 h.

El duelo por la derrota ante el Nástic de Tarragona y el posterior desmantelamiento de la plantilla duró semanas en A Malata. El pesar por la marcha de José Manuel Aira y varios futbolistas clave empinó algo más el camino para Manolo García, el racinguista y ferrolano elegido como entrenador para recobrar la ilusión de una grada que durante meses mostró un eterno estado de insatisfacción. Ensamblar un grupo nuevo, soportar la presión de ver como Joselu pasó más de 800 minutos sin ver puerta y ajustar las piezas de una defensa vulnerable llevó tiempo, pero el Racing terminó convenciendo a todos. Como una metáfora de aquel clima alicaído aparecía el ortegano Marcos Álvarez, sumido en un proceso de ansiedad en los primeros meses por motivos personales, y que cerró la liga regular con un papel notable.

El capitán, Pablo Rey, se echó al equipo sobre los hombros en los momentos más delicados. Sus once goles solo dan una idea del valor de su liderazgo en una campaña difícil. A su alrededor se juntó luego un grupo con un talento indiscutible del centro del campo en adelante y que empezó a emerger con fuerza tras un triunfo inapelable en casa ante el Oviedo.

La plantilla se metamorfoseó con cuatro bajas en diciembre -Iosu Villar, Thiago Benevides, Brais Abelenda y Cristian Flórez- y las incorporaciones clave de Maikel Mesa y Nano. El Racing, pese a contar ya con un grupo corto, con solo 18 futbolistas, se hizo más robusto y versátil, y regateó con fiabilidad las dificultades a las que le sometieron las lesiones de los últimos meses.

Cuando el engranaje todavía chirriaba, se alzaba como un gigante la figura menuda de Mackay, el portero de reflejos imposibles. Y, al margen de aquella sequía inicial, Joselu terminó exhibiendo su estirpe de goleador. Apareció resolutivo el día que más se requería, a falta de tres jornadas para el final, cuando conectó un hat-trick que valió el triunfo en Barreiro ante el Celta B, la victoria que aseguraba una plaza en el play-off de ascenso.

Al final, la foto de la liga regular en Segunda B muestra un Racing apañado en defensa, solvente y vistoso, que ve puerta con facilidad -en toda la categoría solo el Oviedo y el Cádiz, dos campeones, superaron su registro de 65 goles a favor-. Y pese a que la percepción en la grada no fue siempre la misma, el equipo describió una trayectoria muy similar a la de al campaña anterior. La clasificación para el play off devolvió parte de la ilusión perdida, despertó el sentimiento racinguista que permanecía latente. Toca soñar.