Nadal pelea contra el tiempo

Paulo Alonso Lois
PAULO ALONSO LOIS REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

QUIQUE GARCIA | AFP

El español progresa, pero necesita un cambio sensible antes de Roland Garros

21 abr 2015 . Actualizado a las 10:25 h.

A 34 días del inicio de Roland Garros, Rafa Nadal no pega con la confianza de otros años y sufre ante rivales teóricamente inferiores, pero mantiene vivo el hambre en una especie de pelea contra tiempo. Porque en Montecarlo evolucionó ligeramente, aún lejos del nivel de Novak Djokovic, y tiene tres torneos para recorrer el resto del camino. En Barcelona debutará mañana, luego competirá en Madrid, un torneo y unas condiciones con los que mantiene una relación marcada por la desconfianza, y más tarde tiene Roma como test antes de la gran cita de París.

¿Qué le pasa a Nadal?

Sufre un cúmulo de incomodidades. Lesiones y reapariciones en falso carcomieron la confianza de Nadal desde que perdió en octavos de Wimbledon ante Nick Kyrgios. En Australia debía regresar en su mejor nivel, pero se mostró vulnerable ante Tomas Berdych en cuartos. Su vuelta fue más terrenal que en el regreso del 2013 tras un parón similar. Buscó confianza en la tierra, pero solo la recuperó a medias, con un título menor en Buenos Aires, antes de constatar que estaba lejos de su mejor nivel con derrotas ante Raonic en Indian Wells y Verdasco en Miami.

¿La tierra de Montecarlo avivó todas sus virtudes?

No, aunque Nadal mejoró en gran medida. Se le vio cómodo en algunos momentos, con un triunfo fácil ante Pouille, una victoria de altibajos frente a Isner y una zancada mayúscula ante David Ferrer, el primer top-ten al que derrotaba en 10 meses, una roca en tierra batida. Pero la semifinal contra Djokovic, pese a sus intermitentes intentos de jugar al ataque, le mostró a merced de su rival. Su derecha no funciona como antaño y tampoco le ayuda que los rivales le hayan perdido tanto el respeto. El serbio está hoy bastante por encima.

¿Tiene tiempo para llegar a Roland Garros en condiciones de ganar?

Sí. La carrera de Nadal es rica en reinvenciones y mejorías repentinas. Esta semana compite en Barcelona en las condiciones ideales para su tenis. Juega en un club familiar, su ambiente favorito, y en pistas que se levantan al nivel del mar, la situación que más le favorece. Aunque afronta un cuadro difícil: en teoría Nico Almagro, Fabio Fognini o Fernando Verdasco, Feliciano López y Ferrer antes de mirar a Nishikori en la final. Luego visita Madrid, que encierra todo lo contrario del Trofeo Conde de Godó: un recinto mastodóntico e impersonal y pistas a 660 metros. Roma debería darle el impulso definitivo. Cuantos más partidos juegue, mejor, pues necesita confianza y rodaje, sentirse fuerte, ganar, conectar golpes ganadores, recuperar automatismos. Meter y pegar.

¿En qué le influye la nueva raqueta?

Solo afecta a ligerísimos matices. Nadal juega desde la semana pasada con una nueva versión de su Babolat Aero Pro Drive, ahora con un patrón diferente, de 16 cuerdas verticales y 19 horizontales. Están más separadas que antes, pero estas son de los mismos materiales, con perfil octogonal. Con su nueva arma, gana efecto y potencia a cambio de perder algo de control.