La última esperanza de los lesionados incurables

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

OLIVER WEIKEN | EFE

Los métodos de Hans Wilhelm Müller-Wohlfahrt incluían plasma de ternera, técnicas homeopáticas y microinyecciones de ácido hialurónico, entre otros. Y dicen que también sanaba la mente.

18 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La clave del avispero liberado por Pep Guardiola reside en la doctrina que sustenta la resurrección moderna del club con más peso en la historia del fútbol alemán.

La mitología bávara asumió el timón a finales del siglo pasado con el objetivo de devolver el prestigio perdido en las dos décadas anteriores. La limpieza fue quirúrgica en todos los estamentos. Las medianías desaparecieron. Sin embargo, a nadie le cabía la menor duda de que los servicios médicos deberían seguir a cargo de la misma persona: el doctor Hans Wilhelm Müller-Wohlfahrt (Leerhafe, Alemania, 1942). Llegó en 1977.

Dimitó ayer, apenas dos semanas después de cumplir treinta y ocho años en el cargo. El paso del tiempo juzgará el cáustico aplauso de Guardiola en la misma cara del médico tras la lesión de Benatia contra el Leverkusen. Hay gestos que pasan a la historia.

Alguno de ellos lleva la firma de Usain Bolt o José María Olazábal. El primero es el más rápido del mundo a pesar de su escoliosis de columna. El segundo siguió dignificando el golf, aún con una parálisis crónica y progresiva. También le deben su carrera Tyson Gay, Paula Radcliffe, Ronaldo, Bode Miller, Maurice Greene, Boris Becker, Ivan Lendl, Merlene Ottey, Linford Christie, Sven Hannawald, Asafa Powell, Franziska van Almsick y decenas de futbolistas estrella de todos los países, incluidos los de la Die Mannschaft. Todos han pasado por las manos del milagroso doctor que nunca envejece.

Sus métodos incluían plasma de ternera, técnicas homeopáticas y microinyecciones de ácido hialurónico, entre otros. Y dicen que también sanaba la mente.