El mejor palmarés, el dudoso aspirante

Paulo Alonso Lois
PAULO ALONSO LOIS REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

ERIC GAILLARD

Nadal abre en Montecarlo la gira de tierra, señalado por su gris presente y agigantado por su pasado

15 abr 2015 . Actualizado a las 10:17 h.

En los últimos diez meses, el cabeza de serie número tres de Montecarlo solo ganó un título y perdió sus partidos contra rivales del top-10 del ránking mundial. Viene de caer ante Milos Raonic en cuartos de Indian Wells y ante Fernando Verdasco en su segundo partido en Miami. Cuando le preguntan sobre los favoritos, pide que hacia él no miren, que no se le puede considerar aspirante a nada de cara a la gira europea de tierra, que se ilumina estos días en Montecarlo y culminará la primera semana de junio en Roland Garros. Si se considerase el tenis a través de compartimentos estancos, es cierto, atendiendo a sus diez últimos meses, el rival de hoy del francés Lucas Pouille no partiría como el rival a batir (Canal + Deportes, 12.00). Pero si se amplía el foco, el cabeza de serie número tres asoma como uno de los grandes competidores de la historia del deporte, el tenista más grande sobre tierra batida. Hoy renace, por tanto, Rafa Nadal Parera. Regresa en el Montecarlo Country Club, que siente familiar y le recuerda, vagamente, el ambiente de club con el que se crio en Mallorca. Allí suma, además, ocho trofeos seguidos. Ayer, la jornada arrojó las derrotas de Albert Ramos frente a Novak Djokovic por 6-1 y 6-4 y de Fernando Verdasco frente a Grigor Dimitrov por 6-4, 4-6 y 6-4, y las victorias de David Ferrer ante Víctor Estrella Burgos por 6-2, 2-0 y abandono, de Tommy Robredo sobre Andreas Seppi por 6-3, 1-6 y 6-4 y de Marcel Granollers sobre Adrián Mannarino por 6-3 y 6-0.

EL PARÓN

Un final de año pobre. Nadal empezó a consumirse cuando abandonó París con la novena Copa de Mosqueteros. Gris en Wimbledon (perdió en octavos ante Nick Kyrgios), luego se dolió de la muñeca, paró en verano y regresó sin pasar de cuartos en Pekín, Shanghái ni Basilea antes de operarse de apendicitis. Despidió el 2014 tratándose la espalda con células madre.

EL REGRESO

Un jugador mundano. En el recuerdo de cualquier aficionado, el 2015 debía evocar a aquel 2013 cuando Nadal, después de siete meses sin competir, encadenó siete títulos en nueve torneos. Pero el tenista que volvió en Melbourne alternaba momentos de inspiración e instantes desconcertantes. Le arrolló en cuartos Berdych. Perdió en semifinales de Buenos Aires ante Fabio Fognini y recobró aliento con un título menor en Buenos Aires ante su amigo Juan Mónaco. Pero los Masters 1.000 de pista dura en Estados Unidos le devolvieron al diván. Desconcertante. Ahora ya no se entendían sus bajas prestaciones. «Es algo que debo arreglar con mi equipo. Necesito la ayuda de mi equipo, pero sobre todo lo que necesito es la ayuda de mí mismo. Eso es lo que estoy tratando de hacer. Nadie distinto a mí puede cambiar esta situación», reflexionó al dejar Estados Unidos, en un discurso sin excusas, un mensaje positivo para su entorno.

LOS CAMBIOS

Prueba con una raqueta nueva en Mónaco. Nadal luce estos días en Montecarlo una nueva versión evolucionada de la raqueta que usa desde que empezó su carrera. Podría ser solo una anécdota, o revelarse como un síntoma de su búsqueda, de su falta de confianza, de la desesperación por encontrar un retoque al que aferrarse para cambiar su dinámica.

EL FUTURO

Su terreno favorito y la prioridad de París. El Grand Slam de tierra que protagonizó Nadal en 2010 al encadenar con autoridad los títulos sobre arcilla en Montecarlo, Roma, Madrid y París queda ya lejos. En las últimas temporadas pareció más terrenal, pero no perdonó en el Abierto de Francia. Si las cuatro paradas hasta Bois de Boulogne sirven para que llegue fino a la final en la Philippe Chatrier, el camino habrá sido ya positivo. Porque la prioridad es Roland Garros y un triunfo allí compensaría todo.

EL ANTAGONISTA

El éxito, a través de vasos comunicantes con Djokovic. Con permiso de Federer, los grandes son cosa de Nadal y Djokovic. Cuando uno baja, el otro asombra. Desde el 2010, el español suma ocho, el serbio siete y el resto seis. Nole será su principal rival en la gira de arcilla. Pero Nadal hoy es el quinto jugador del mundo, por lo que ambos pueden cruzarse ya en cuartos de los próximos torneos. Una amenaza demasiado temprana.