Criterios profesionales en el fútbol

Gaspar Rosety LA VOZ

DEPORTES

01 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El zarpazo negociador de la Premier y sus derechos audiovisuales han supuesto uno de los golpes más duros que se le pueden asestar al fútbol español. El hecho de que el colista de la liga inglesa cobre tanto como el Madrid y el Barcelona lo sitúa en su mismo paisaje comprador a la hora de elegir proyectos. Es verdad que los grandes clubes españoles ingresan idénticas cifras por los conceptos del mercado de patrocinios y marketing o el de ventas de abonos, entradas y lotes vip y que su economía no se circunscribe al efecto televisivo.

Lo grave es el paso adelante de una competición bien organizada que se caracteriza, al igual que la liga alemana, por la asunción de medidas que benefician a los espectadores y a los clubes en idénticas circunstancias. La Premier se ha adelantado en la venta y es posible que quienes ya hayan adquirido la competición más emblemática se tornen lentos a la hora de hacerse con los derechos audiovisuales de la Liga. Al menos, gozando de la Premier, la Liga de España ya no es prioritaria y su posición negociadora respecto a ella será bien distinta.

Los aficionados vienen reclamando desde hace ya varias temporadas unos horarios y unos precios que permitan asistir al fútbol en familia o con los amigos y que no se encuentren con la desagradable sorpresa de que, para ir al estadio, tengan que pedir una hipoteca, llegar a casa a las dos de la madrugada o levantarse un domingo temprano para asistir al fútbol en horario de misas.

Cuando vemos gran cantidad de localidades vacías, debemos reflexionar acerca de los errores que hemos cometido en el fútbol nacional, tomar decisiones que reconduzcan la situación y seguir un camino trazado sobre la base un proyecto lleno de criterio, alejado de esa cultura del pelotazo que tan bien les ha funcionado a algunos hasta que se han cargado la gallina de los huevos de oro. Los clubes que integran la Liga de Fútbol Profesional cuentan con  excelentes ejecutivos, personas muy bien preparadas y formadas, que deben encontrar la solución a sus problemas. Los aficionados no pueden poner más dinero, el Estado no tiene por qué. El problema y la solución están juntos encima de su misma mesa. En privado, dicen una cosa pero, en público, hacen la contraria.