El paso por el embarazo, en términos generales, no debería suponer una disminución en las capacidades de una deportista. De hecho, durante el período que dura la gestación, el flujo sanguíneo de la mujer se incrementa de forma considerable lo que podría ser incluso beneficioso en un hipotético regreso a la competición. Pero habitualmente el embarazo, en lo referente al rendimiento de la deportista, se trata de un simple parón, como el que se puede originar con una lesión. La única precaución que se debe tomar es la de que ese retorno a la actividad física intensa se haga de forma paulatina. Para ello, la deportista deberá realizar una pequeña pretemporada que le permita ir aclimatándose a esta vuelta a los entrenamientos, al complejo día a día del alto rendimiento.
Después de esa pequeña pretemporada, la deportista podrá, como lo hacía antes del embarazo, volver a buscar sus límites, y a intentar incluso aumentar su nivel por encima de los parámetros que presentaba poco antes de abandonar la primera línea competitiva.
Carlos Brage es médico experto en medicina deportiva.