La suma de doctrina, números y abatimiento

Xosé R. Castro FONDO NORTE

GRADA DE RÍO

28 ene 2015 . Actualizado a las 04:00 h.

Berizzo puede ser víctima de su propia doctrina, pero sobre todo de los resultados. Y del abatimiento.

De su doctrina, porque la atractiva idea de la presión alta, el fútbol de ataque y las marcas individuales solo están a la altura de un equipo con la precisión de un reloj suizo y del fondo físico del mejor maratoniano de todos los tiempos. Además de una sincronización fuera de lo común.

De los resultados porque no hay entrenador que aguante semejante racha. Tres meses sin ganar son una eternidad, máxime cuando el equipo había acostumbrado a los suyos a acabar cada jornada con una sonrisa triunfadora en los labios.

Pero lo más sorprendente, y quizás decisivo, es el síntoma de abatimiento que mostró el Toto después del partido de Getafe. En un alarde de sinceridad o en un desliz de principiante, admitió que existían argumentos para la destitución, lo que intrinsicamente suscita dudas acerca de su capacidad para sacar al equipo de la crisis.

Porque el fútbol es tan desmemoriado como pragmático. Nadie le puede quitar al Toto diez jornadas de ensueño, pero él es el máximo responsable de las diez pesadillas siguientes. Ya sea por no dosificar el esfuerzo, por buscar una idea de juego llena de riesgo, por errores en la gestión del grupo o simplemente porque los dioses del gol han abandonado al equipo.

El Toto llegó a Vigo como una nueva ilusión. Como la restauración de la normalidad tras el año del andamio. Pero con los malos resultados llegó el enroque. Contó con el beneplácito de todos, por sus días como pelotero y por sus éxitos recientes como estratega, pero el margen no puede ser ilimitado ni para un hijo retornado.

El Celta, más allá de los nombres, necesita un revulsivo. A Berizzo la queda la carta de un buen resultado y un mejor partido. A Mouriño la del comodín del cambio. Todo, por evitar una desastre inesperado incluso en el guion más catastrofista.