Messi puede acabar con Luis Enrique

P. Ríos BARCELONA / COLPISA

DEPORTES

En la guerra entre el argentino y el técnico, Bartomeu se decantaría por el crac

07 ene 2015 . Actualizado a las 09:08 h.

LLo que parecía una señal de buen rollo entre crac y entrenador, el discutible permiso navideño hasta el 2 de enero, se ha transformado en apenas cinco días en una guerra abierta de consecuencias incalculables. Al lado del contencioso que mantienen Luis Enrique y Leo Messi, mucho más que un pulso, la crisis institucional del Barcelona y el vacío en la dirección deportiva parecen un juego de niños. Ni el día mágico de los Reyes Magos se respetó con un arsenal de filtraciones, rumores e informaciones que coinciden en una cosa: el técnico asturiano y el delantero argentino ya no se aguantan. Y aunque Luis Enrique tiene tirón entre los barcelonistas, que no se equivoque: Messi no se toca. Puede que sea lógico intentar acabar con los privilegios del 10 si este se salta las normas, pero no es un jugador del montón, es el mejor del mundo y hay que saber tener mano izquierda. Si Luis Enrique no cede, sus días estarán contados. Al socio y al aficionado del Barça le importa poco el despido de Andoni Zubizarreta, ya ex director deportivo del club desde el lunes. Es más, incluso aplaude lo sucedido porque las pocas decisiones del ex portero no convencieron a casi nadie. Sí le sabe mal que Carles Puyol, que dimitió como adjunto del departamento, se desvincule de la entidad, pero en el fondo se entiende que el ex capitán no quiera ser utilizado en un momento en el que lo más fácil es salir perdiendo. Pero lo que preocupa de verdad es lo de Luis Enrique y Messi. El conflicto nace antes de Navidad, tras el 0-0 en Getafe, con Leo criticando a Luis Enrique ante la directiva por sus decisiones como técnico y avisando que el equipo iba a la deriva. El entrenador asturiano pudo tener conocimiento de la opinión de Messi sobre su trabajo durante esas vacaciones navideñas que el 10 se empeñó en alargar hasta el 2 de enero para pasar el fin de año en Argentina. Luis Enrique tragó, pero, sintiéndose traicionado por el crac, se la guardó.

El pique elevado de tono entre ambos durante el último entrenamiento antes de viajar a San Sebastián fue el anticipo de lo que ocurrió en Anoeta: suplencia, bronca con Joaquín Valdés -el psicólogo que llegó con Luis Enrique- y malas caras con el técnico. El lunes se vengó Messi ausentándose de un entrenamiento a puerta abierta en el Mini alegando gastroenteritis, excusa que no convenció a Luis Enrique, que informó a los capitanes que iba a abrir un expediente al argentino. Xavi, Iniesta y Busquets lo frenaron y lo convencieron con el argumento de que hoy hablarían con Leo para encauzar la relación. Durante este tiempo, Messi habría mantenido contacto directo con Bartomeu durante este proceso, que lo ha tranquilizado con un mensaje esperanzador para él: el técnico tendría las horas contadas.