El Portomar Cortegada solventa la papeleta sin brillo

Antonio Garrido Viñas
Antonio Garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

DEPORTES

Las vilagarcianas reaccionan en la segunda parte para ganar al Universidad de Oviedo

20 dic 2014 . Actualizado a las 22:30 h.

Hay una cosa que está clara. El encuentro con el que el Portomar Cortegada cerró el año 2014 será recordado de distinta forma por Rubén Domínguez que por Mame Coumba. Para el técnico de las vilagarcianas no figurará en su «hall of fame» particular. Para la pívot senegalesa, por el contrario y a falta de sumergirse en Internet para contrastarlo, probablemente haya sido el mejor de su vida deportiva. Por incidencia en él y por los números finales: 27 puntos y 17 rebotes.

Desde el principio se vio que el plan del Portomar Cortegada era insistir con la superioridad física que Mame tenía sobre toda sus rivales. De hecho, si Tabara no arrastrara los problemas en su tobillo tras el esguince del miércoles la cosa habría sido más descarada. Por ahí no hubo problema. La pívot dominó desde el inicio en ambas zonas y anotó doce de los dieciséis puntos con los que las locales cerraron el primer cuarto. Los otros cuatro lfueron obra de Tabara.

Ese desequilibrio le pasó factura a las vilagarcianas en la primera mitad. Fue Laura Aliaga la primera jugadora que anotó en las vilagarcianas al margen de la pareja de pívots. Corría el minuto quince y el marcador señalaba un 20-23. Dominaba el Universidad de Oviedo porque, al margen de la sequía de las exteriores, el principal problema del Portomar Cortegada era que su defensa distaba mucho de marcar las diferencias que debían regir entre un equipo de la zona alta y el penúltimo clasificado.

El despegue

Por ahí, por el reparto en la faceta anotadora y por una mejor actitud a la hora de guardar la canasta propia, llegó el despegue del Portomar Cortegada en la segunda parte. El Universidad de Oviedo se quedó en cuatro puntos en el tercer cuarto y las arousanas cogieron, por fin, las primeras diferencias reseñables del encuentro. Al final de ese primer parcial de la segunda mitad ya eran de doce puntos y en ese margen se mantuvieron durante los diez últimos minutos. Estirándose hasta los dieciséis tras un triple sobre la bocina de la posesión y regresando a la decena cuando los ataques se volvían a embarullar.

Burla burlando el Portomar consiguió tener un fin de partido relativamente tranquilo porque, pese a que el Universidad de Oviedo nunca bajó los brazos —admirable actitud la suya—, tampoco dio la impresión en la segunda parte de que la sorpresa pudiera aparecer sobre el parqué de Fontecarmoa. En definitiva, un triunfo sin demasiado brillo para un partido que será recordado de muy distinta forma por sus protagonistas.