Louzán destrona a Liñares en la Federación Gallega de Fútbol

M.G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

DEPORTES

XOAN A. SOLER

El presidente de la Diputación de Pontevedra obtuvo 79 votos frente frente a los 65 que recabó el hasta ahora máximo responsable del fútbol gallego

19 dic 2014 . Actualizado a las 14:40 h.

No es un resultado de baloncesto, aunque podría. El 80-65 fue el balance de las reñidas elecciones a la presidencia de la Federación Galega de Fútbol, en las que el aspirante, Rafael Louzán, destronó al mandatario de los tres últimos años, José García Liñares.

Tuvieron que pasar más de tres horas desde que se cerró la sala en la que estaban los asambleístas con derecho a voto hasta que finalizó el recuento. Finalmente, se contabilizaron 145 votos válidos del total de 150.

El proceso resultó exasperante para los propios implicados, que una vez depositado el voto en la urna podían abandonar la sala. Superada la primera hora, los que iban saliendo dejaban más de un comentario de incredulidad. Los electores eran llamados uno a uno y escogían sus papeletas detrás de un biombo. En el caso de los dirigentes de clubes, además de escoger entre los dos aspirantes a la presidencia también tenían que pronunciarse sobre los nueve integrantes de la Comisión Delegada.

Así las cosas, las puertas de la sala se cerraron al filo de las 21.30 horas. Antes de que comenzasen los comicios, Liñares y Louzán tuvieron la oportunidad de dirigir un discurso de algo más de cinco minutos a la asamblea. Y pasados 22 minutos sobre la media noche, la mesa anunció el comienzo del recuento.

La igualdad fue máxima en el primer tercio del escrutinio, por el que se pasó con empate a 32. A partir de ahí dio un estirón Rafael Louzán. Cuando alcanzó el voto número 74, el que le aseguraba la victoria, brotó un aplauso en la abarrotada sala. Liñares recortó distancias en el tramo final, pero la suerte ya estaba echada. Fue un resultado relativamente ajustado, pero no tanto como lo que anunciaban los pronósticos. Todos apuntaban a una lucha cerrada.

José García Liñares, alcalde socialista de Cerceda, arrolló en las elecciones del 2011 a Julio Meana, que llevaba casi dos décadas al frente el ente federativo gallego. Esta vez le tocó medirse con Rafael Louzán, presidente de la Diputación de Pontevedra, del Partido Popular. Los dos candidatos pugnaron cuerpo a cuerpo por cada voto, a sabiendas de que la victoria podía decidirse en la foto finish. Volcaron todo su empeño en pos del bastón de mando del fútbol gallego. Y tenían hechos sus cálculos sobre las intenciones de voto. Liñares significó que contaba con 85.

Cuentas fallidas

Quizás le sucedió lo que un futbolista contó a este redactor, pasados unos cuantos años, en una conversación sobre primas a terceros. Su equipo no se jugaba nada en la última jornada de Liga, pero el rival sí. Tenía en riesgo la permanencia en la categoría y necesitaba ganar. De lo contrario, descendería, y se vería beneficiado otro club que también dependía de ese resultado, a la expectativa.

El caso es que llegaron ofertas de los dos lados, una para que se dejase ganar, la otra para que puntuase. Ante esa tesitura, hubo reunión, a fin de determinar qué hacer. Una de las voces que tomo la palabra ofreció una solución infalible: decir sí a las dos partes. Quedó abierto el final de aquella historia.

En las elecciones de la FGF, teniendo en cuenta las previsiones de Liñares, o bien alguno cambió de opinión o bien más de uno se comprometió con las dos candidaturas y decidió a última hora.

Atrás queda una campaña en la que hubo más invectiva que inventiva por ambas partes. Y por delante asoma un nuevo mandato tras una contienda que, a tenor de como discurrió la campaña y algunos de los primeros comentarios que se pudieron escuchar en el escenario de los comicios, dibuja un panorama con dos mitades muy diferenciadas.