El Teucro se da otro festín sin necesidad de pisar el acelerador

Aleixandre Méndez
Álex Méndez PONTEVEDRA / LA VOZ

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Los azules lograron sin apuros su duodécimo triunfo a costa del Amenabar (33-25)

14 dic 2014 . Actualizado a las 05:01 h.

El Teucro logró ayer su duodécima victoria liguera, prolongándo una semana más su histórico pleno de triunfos, tras imponerse con mucha autoridad a un Amenabar al que no le llegó su encomiable capacidad de lucha para plantar cara a un equipo pontevedrés que se muestra cada vez más sólido y confiado en su balonmano. Los azules, que dieron la sensación de jugar en muchos momentos a medio gas, manejaron a su antojo el encuentro, y tras permitir que se llegase al descanso con empate a 13, pisaron el acelerador tras la reanudación para ganar cómodamente el choque.

El Teucro entró en el partido frío, quizá contagiado por la temperatura exterior y por el hecho de saberse, sobre el papel, muy superior a a su rival después de tres semanas de duelos de mucha exigencia. Así, en los primeros cinco minutos el Amenabar logró llevar las riendas y ponerse por delante en el marcador (0-2). Pero entonces, los de Quique Domínguez se desperezaron y con un solo arreón marcaron su territorio con un parcial de 6-0 que ya les colocó al mando del partido.

Con una ventaja de cuatro goles a su favor, los azules volvieron a levantar el pie del acelerador, dando aire a un Amenabar que nunca perdió la cara al partido. El equipo vasco se revolvió e intentó recortar distancias, pero durante un buen rato los locales devolvieron cada golpe con suficiencia. Sin embargo, la mayor tensión de los visitantes les permitió ir enjugando poco a poco la desventaja, y pese al intento de Quique Domínguez de hacer reaccionar a los suyos con un tiempo muerto con 13-11 en el marcador, el Amenabar logró empatar justo antes del descanso (13-13).

Así las cosas, la segunda mitad comenzaba con todo por decidir, pero el Teucro pronto demostró que había aprendido la lección. La charla de Quique Domínguez en el intermedio pareció surtir efecto, y la mejor muestra fue el parcial de 7-1 con el que los azules iniciaron su despegue definitivo en el electrónico.

El Amenabar, por su parte, siguió luchando, pero para entonces su encomiable fe y capacidad de lucha ya no era suficiente. El Teucro, con espacios, empezó a correr y a sentirse cómodo, haciendo cada vez más daño al contragolpe. Así, los azules alcanzaron su máxima diferencia en el ecuador del segundo período (25-16), convirtiendo el final del partido en un trámite y el pabellón en una fiesta con la grada entregada a un equipo empeñado en seguir agrandando su leyenda.

TEUCRO 33: Amérigo, Pichel (5), Borja Pedreira (2), Dani Hernández, Moledo (6), Carlos García (10, 8p), Carró (2) -siete inicial-, Iago Gómez (p.s.), Chapela (1), Pumar (5), Víctor Rodríguez, Iván Fernández, Pombo (1), Anxo.

AMENABAR 25: Labairu, Ander Atorrasagasti, Sasiain (6, 1p), Josu Atorrasagasti, Bujanda (2), Aguirregomezcorta, Ondarra -siete inicial-, Ostolaza (p.s.), Balenciaga (2), Aguirrezabalaga (11), Etxaniz, Beristain (3), Iraeta (1).

Parciales cada cinco minutos: 0-2 (5?), 3-2 (10?), 8-4 (15?), 11-6 (20?), 13-9 (25?), 13-13 (descanso), 16-13 (35?), 21-15 (40?), 25-16 (45?), 27-19 (50?), 30-23 (55?), 33-25 (final).

Árbitros: Escoda y Sánchez. Excluyeron dos minutos a Víctor Rodríguez, Carró y Borja (2), del Teucro, y a Aguirrezabalaga, Aguirregomezcorta y Josu y Ander Atorrasagasti, del Amenabar.

Incidencias: Pabellón Municipal, ante alrededor de 600 espectadores.