El análisis del primer cuarto de la temporada debe hacerse obligatoriamente bajo la premisa de que el objetivo es la permanencia. Cualquier otra pretensión distorsionaría la realidad presupuestaria del equipo.
Numéricamente el balance es positivo, cuatro victorias significa estar por encima del objetivo y vuelve a ser significativa la rapidez con la que Moncho y el resto del cuerpo técnico son capaces de construir equipos.
Si bajamos a la pista para valorar el juego, destacaría la feroz competencia en el puesto de base, la enorme calidad técnica, táctica y física de los cuatros, y la fragilidad en cuanto a aportación de los dos principales cincos del equipo. Estas características están provocando que se tire más de tres y que los tiros de dos sean de bajo porcentaje, además de rebotear poco, lo que se convierte en nuevo reto a resolver desde el banquillo.
Los objetivos a corto plazo son contener el número de pérdidas por partido y mejorar en el aspecto reboteador, claves fundamentales para seguir aumentando el número de victorias en el casillero.