Oraciones para el Lalín

Montse García Iglesias
Montse garcía LALÍN / LA VOZ

DEPORTES

miguel souto

El club rojinegro ha incorporado un capellán por primera vez en su historia

19 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Marcos Torres (Lalín, 1984) es el último «fichaje» del CD Lalín para esta temporada en la que no quiere dejar ningún cabo suelto en su intento de regresar a Tercera División. Así, por si es necesario un poco de ayuda divina, acaban de incorporar un capellán al equipo por primera vez en su historia. «O meu traballo será presenza, axuda e oración», aseguró el cura después de que el Obispado de Lugo oficializase su nombramiento tras la petición del club rojinegro y de ser presentado sobre el césped del Manuel Anxo Cortizo como un miembro más de la entidad.

Torres, ordenado sacerdote en el 2010, es hombre de fútbol. Empezó jugando en el Lalín a la edad de benjamín. Lo hacía en el mediocampo pero a los doce años decidió dejar el balón. No significó el adiós a los terrenos de juego. Con dieciséis años optó por el arbitraje. Dirigió encuentros en Segunda Regional y llegó a hacer de línea en Tercera División. Tres años después, sí que se despidió del césped cuando la pasión por la política -fue el responsable de Novas Xeracións en Lalín y participó en la última campaña electoral de Fraga- llamó con fuerza a su puerta, que después abandonaría por el sacerdocio. Ahora, este párroco de Donramiro, Bendoiro y Donsión, además de vicario de Lalín, vive un nuevo regreso al fútbol casi una década después como capellán. «Máis que un traballo, é un enamoramiento. É un soño feito realidade. Pertencer ao clube deste xeito», explicó el sacerdote.

El capellán ve al Lalín como una «parroquia» más en su labor. Sabe que habrá creyentes y que no. Tras los primeros días, indica que la respuesta ha sido positiva. Con algunos de los jugadores ha compartido incluso momentos en el terreno de juego. «Chámaronme para felicitarme», aseguró. No habrá misas ni actos religiosos. «É máis unha presenza persoal, un cura que está aí. Irei como un aficionado máis», incide. Acudirá como tantas veces hizo a la grada del Cortizo para ver al Lalín. Aún guarda recortes de prensa del ascenso rojinegro a Segunda B, bufandas y recuerda como cuando era un niño y quería ser periodista grababa los encuentros en cintas. Seguidor confeso también del Real Madrid, indica que su familia siempre estuvo ligado al club al que ahora llega como capellán, ya que un tío suyo formaba parte de él cuando Fernando Vázquez entrenó a los rojinegros.

La vista en Segunda B

Desde la directiva del club, cuando se oficializó el nombramiento del capellán, lanzaron el guante de que también quieren un poco de «recomendación» para lograr el ascenso a Tercera. Torres lo recoge sin problema, siempre con una sonrisa cuando se le pregunta por si hay presión por este encargo. «Está claro que Deus non se posiciona para un sitio ou para outro, pero que cada un tira pola súa casa e vai tirar para si, por suposto. Igual que o Papa está orgulloso de defender ao equipo dos seus amores e a selección arxentina, o cura de Lalín está orgullosísimo de defender as cores do equipo do seu pobo e rezarei por eles para que sexan felices e, despois, se sobra un pouco de gracia, para que ascenda non a Terceira, senón a Segunda B», afirmó.

Torres, que un día soñó con ser futbolista, más tarde con llegar arbitrar en Primera División -guarda aún el silbato de su último partido y las tarjetas- y luego con ser alcalde de Lalín, asegura que lo que nunca se imaginó fue ser capellán rojinegro.

Marcos torres sacerdote lalinense

«Está claro que Deus non se posiciona para un sitio ou para outro pero cada un tira pola súa casa e para si »

Capellán del CD Lalín