Triguero prepara el test de fuerza de David Doblas en el poste bajo

M.G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

DEPORTES

MARCOS CREO

El pívot del Obradoiro reconoce que su rival es una pieza maestra del Gipuzkoa, pero advierte de que el peligro puede llegar por más frentes

17 oct 2014 . Actualizado a las 12:57 h.

El Obradoiro Río Natura Monbus y el Gipuzkoa Basket librarán el domingo un duelo sin tregua en el pelotón de los modestos. Y la batalla de los cincos promete ser una de las claves más determinantes de la contienda. Previsiblemente, se emparejarán Juanjo Triguero y David Doblas, dos veteranos con oficio y largo recorrido en la Liga Endesa.

El pívot local admite que puede tratarse de un duelo de gran influencia en la contienda, pero no la única llave que abra la puerta de la victoria: «Va a ser importante dentro del partido. Está claro que parar a David va a ser muy importante. Lleva muchos años siendo un jugador clave para San Sebastián. A ver si se le puede cargar rápido de faltas».

Duelo en el poste bajo

Sabe que la tarea va a ser dura, porque el pívot visitante busca mucho el poste bajo y sabe sacar provecho de su corpulencia. Ante el Real Madrid, Ayón y Mejri se cargaron muy pronto de personales. Triguero está sobre aviso y confía en su trabajo y el del equipo para frenar el juego interior donostiarra.

No obstante, advierte de que habrá que buscar el equilibrio, ya que en el perímetro tienen jugadores como «Taquan Dean o Dani Díez que pueden beneficiarse de la atención que atraigan los pívots y hacer mucho daño con sus lanzamientos». Y apunta que con el Obradoiro puede darse, la situación inversa, ya que son muchas las amenazas exteriores y si la defensa vasca asume riesgos lejos de los aros, los interiores disfrutarán de más espacios.

Triguero ganó el pasado curso la Eurocopa con el Valencia, y una canasta de Marcelinho para el Barça en el último segundo del quinto partido privó al plantel naranja de meterse en la final de la Liga Endesa. En el Obradoiro el objetivo de partida es la permanencia y el pívot llegó en verano investido de galones. Varía el contexto, pero asegura que, a título particular, «lo que cuenta es tratar de dar siempre el máximo para que el equipo gane, independientemente de cuáles sean las metas del club».

El jugador de Gandía se confiesa encantado en Compostela y en el Obradoiro: «Es fácil adaptarse a esta ciudad y este club». Incluso a la lluvia, porque la receta para combatirla es infalible: «Paraguas». Casi siempre.

Contento con el equipo

También le gusta la configuración del equipo: «Ha llegado mucha gente joven, pero con experiencia. Además, tenemos a uno de los más veteranos de la Liga Endesa, Jesús Chagoyen, siempre intentando ayudar. Yo mismo llevo ya un tiempecito en la ACB, y trato de aportar en todo lo que puedo. Creo que hay una buena mezcla y, sobre todo, veo jugadores con hambre».

De lo que tiene ganas es de volver a sentir la mística del Miudiño: «No es lo mismo cuando vienes como rival que cuando estás en el Obradoiro. Es un momento mágico. Y no solo la canción, también ver a la gente animando antes de que empiece el partido. Es algo que no había vivido nunca».