Donaldson intentó describir ante la prensa su gran momento de gloria. «Obviamente sabía que iba cuatro arriba con cuatro hoyos por jugar, y pegué realmente bien desde el tee del 15. Con la distancia perfecta pegué con el wedge el golpe de mi vida para sentenciar el partido. No puedo expresarlo con palabras». El galés evitaba mirar al marcador para no añadirse la presión del partido que podía valer el título: «No quería gastar mucho tiempo en eso, solo concentrarme en mi partido, y eso es lo que hice».
Donaldson ya había jugado para el equipo británico capitaneado por McGinley en el Seve Trophy, «Le dije a todos que él iba a ser increíble aquí, y realmente ha hecho mucho más», comentó antes de abrazar al irlandés. «En el golf no hay nada como el ambiente en el vestuario de la Ryder. Es algo enorme, maravilloso», añadió el galés.