El Obradoiro cierra una pretemporada victoriosa y aproa al Manresa

M.G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

DEPORTES

OSCAR CELA

Moncho Fernández apunta que el grupo de jugadores que tiene a sus órdenes ya es un equipo y que ahora toca luchar por nuevos objetivos

29 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Los números son los que son, y dicen que el Obradoiro Río Natura Monbus cierra la pretemporada con pleno de victorias después de doblegar al Pallacanestro Trapani, 60-82, y conquistar el Trofeo Internacional de Lisboa. Una hora después de que finalizase el encuentro ante los italianos, Moncho Fernández, hacía resumen en Twitter: «Rematou a pretempada. Este grupo de xogadores xa é un EQUIPO. Agora toca loitar polos novos obxectivos». Y finalizaba echando mano del inglés con uno de sus latiguillos favoritos, el «keepgoing», para significar que toca seguir avanzando paso a paso.

Quizás se echase en falta algún partido más ante rivales con los que se cruzará en la Liga Endesa. Pero el único que disputó, el del sábado ante el Sevilla, lo sacó con mucho oficio y una gran defensa, a pesar de las bajas de Rafa Luz, Corbacho y Pavel Pumprla, y de que Giannopoulos arrastra molestias en una pierna.

El colectivo de Moncho Fernández ha sabido competir en todos los choques y sortear las dificultades que se le fueron presentando. En la Copa, pese a las discontinuidades, ganó con suficiencia al COB y al Breogán. En Inglaterra, en un duelo muy áspero, dio el arreón definitivo ante el Leicester cuando peor pintaba el panorama. Al Okapi belga no le dio opción, y lo mismo sucedió contra el Benfica. Frente al Sevilla supo manejarse en las distancias cortas. Y, ayer, ante el Pallacanestro Trapani, sentenció en el último cuarto.

Sin duda, uno de los rasgos mas distintivos del Obradoiro 14/15 es el que aportarán los fusileros de larga distancia. Corbacho se sentirá menos solo que nunca en las lejanías del aro, porque Wazcinsky también tiene alma y mano de artillero. Al igual que el balear, es de esos jugadores que no necesita ni metros ni segundos para armar el brazo.

Los pívots Kleber y Keaton Nankivil pueden hacer mucho daño desde detrás de la línea de 6,75 y cualquiera de los tres bases, sin ser consumados especialistas, tiene licencia y capacidad para tirar.

El Obradoiro tendrá la tripleta de bases más joven de la Liga Endesa. No obstante, los tres han mostrado madurez en la pretemporada. Y, más que eso, porque entre Pozas y Cárdenas han llevado con mano firme las riendas del equipo desde que Rafa Luz se lesionase al poco de empezar la final de la Copa Galicia. El base brasileño, que se recupera de una fractura parcial en la fascia plantar, es duda para el sábado ante el Manresa.

Por contra, es en la demarcación de los cincos donde más lento parece ir el acoplamiento de Triguero y de Miller, dos pívots llamados a completar una labor más ingrata, de intimidación y defensa. No obstante, mantienen una línea de progresión.

Los intangibles

En el perímetro, Pavel Pumprla y Giannopoulos también son de los que dejan más su sello en los intangibles. Y Chagoyen, el último en llegar, como actor de reparto, no ha tardado en demostrar que no le asusta el escenario y que puede manejarse en tres posiciones: la de tres, la de cuatro y la de cinco.

Quizás el síntoma que más invita al optimismo es ver que Moncho Fernández, siempre prudente en sus valoraciones, hable ya de equipo y no de grupo de jugadores. Ese es el objetivo primordial de la pretemporada. Ahora toca seguir apuntalando detalles, con la vista puesta en el partido del sábado ante el Manresa y sin perder de vista que el pasado curso el equipo catalán llegó al estreno en Sar con el cartel de víctima y se fue luciendo condición de verdugo.