Gómez Noya: «Para este título tuve que entrenar más de lo que jamás había hecho»

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Destaca el extraordinario desgaste físico y mental que ha requerido el hito de lograr su cuarto Mundial

02 sep 2014 . Actualizado a las 21:34 h.

Su voz todavía suena apagada. No es ninguna anomalía. Es el fruto de haber liberado la tensión acumulada durante siete agotadores meses de competición. Y también le va en el carácter. Javier Gómez Noya (Basilea, 1983) no es amigo de las grandes celebraciones, ni tan siquiera cuando ha escalado hasta lo más alto del triatlón mundial, cuando acaba de lograr su cuarto título, un hito con un solo precedente, el del británico Simon Lessing. El domingo pasado en la gran final de las Series Mundiales celebrada en Édmonton le tocó defender la renta que había adquirido gracias a sus cuatro triunfos parciales a lo largo de la temporada. En una carrera táctica, supo mantener a raya a Mario Mola y al británico Jonathan Brownlee. Y, sobre todo, supo sobreponerse al mar de dudas en el que flotaba su cabeza después de que el fin de semana anterior tuviese que abandonar en Estocolmo por unos problemas estomacales.

-¿Cómo le suena eso del tetracampeonato?

-[sonríe durante unos instantes] Pues la verdad es que muy bien... Si soy sincero tengo más títulos de los que nunca me habría imaginado. Pero, sobre todo, estoy satisfecho de la carrera del domingo, de haber conseguido defenderme en una prueba que no era sencilla, en la que sabía que los Brownlee iban a estar muy agresivos y que intentarían ponerme las cosas complicadas desde el principio. Y así fue, pero supe sobrevivir.

-Y el arranque no fue esperanzador...

-El diseño del recorrido de natación (1.500 metros, en esta prueba de distancia olímpica) no me favorecía. Es un lago muy pequeño, con la primera baliza a los 200 metros y yo no soy bueno en la lucha cuerpo a cuerpo. Se formó un embudo y salí del trago como pude.

-Jonathan tampoco lo pasó bien en esos primeros metros a nado.

-Él salió por mi lado y creo que los dos nos equivocamos, porque quizás era la parte en la que más probabilidades teníamos de quedarnos encerrados. Pero salvamos ese primer contratiempo. Luego tampoco me encontré especialmente fino en la bici, pero corriendo recuperé las buenas sensaciones.

-Incluso pareció tener una marcha más guardada que al final no le hizo falta.

-Puede ser, pero nunca se sabe hasta que no lo pruebas. Lo cierto es que al principio del 10.000 arranqué conservador. No quería reventar y que se me complicase el Mundial, pero, cuando ya pasamos el ecuador, vi que todo estaba controlado, que el título no peligraba y las piernas me respondían, y entonces me puse en cabeza y apreté. Vi que Jonathan se quedaba y Mario le dio continuidad al ataque porque se estaba jugando el subcampeonato. Yo entré a colaborar. Los Brownlee muchas veces corren en equipo y a mí me pareció una buena ocasión de hacerlo también.

-Y no le disputó el esprint.

-No tenía sentido. No iba a ganar la gran final y tenía el Mundial en el bolsillo. Además no sé si sería capaz de imponerme a Mario. Es rapidísimo en esos últimos metros.

-¿Cómo fue la celebración?

-Como siempre, con amigos, mi entrenador, Carlos [Prieto], y muy light porque este fin de semana disputo el campeonato del mundo de media distancia.

-¡No para! ¿Tiene tiempo para algo más que el triatlón?

-Para ganar este título tuve que entrenar más de lo que jamás había hecho. Fue muy duro. 24 horas al día dedicado al deporte cuando el cuerpo te pide escapar. Pero ya tengo la recompensa.

Javier gómez noya tetracampeón del mundo de triatlón