El triunfo del instinto y la superación

Miguel Álvarez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Carolina Marín se convirtió ayer en la primera campeona del mundo española

01 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El mundo del deporte está plagado de ejemplos de superación y tenacidad. Y ayer, Carolina Marín (Huelva, 1993) escribió una página gloriosa para el bádminton español. Se convirtió en campeona del mundo en Dinamarca, después de firmar una remontada heroica para batir a Li Xuerui, número uno del planeta y la que fuera su verdugo en los Juegos Olímpicos de Londres. A sus 21 años, se convirtió en la primera campeona mundial no asiática desde 1999 y en la primera española en lograr tal hito.

Carolina Marín es admiradora de Rafa Nadal. Es zurda y muchos de sus gestos son similares a los del tenista mallorquín. Como lo son su incansable espíritu de lucha y una competitividad exacerbada. «Cuando era más joven, había que atarla, porque humillaba a todos los rivales», afirma Rodrigo Sanjurjo, vicepresidente de la Federación Española. La andaluza se transforma dentro de la cancha, ya que, una vez que aparca la raqueta, posee una personalidad cercana que irradia simpatía.

Pero ese instinto asesino dentro de la pista ha sido una de las claves del éxito de Carolina Marín. Un factor que le ha impulsado a ser la única jugadora no oriental entre las quince mejores del mundo. Y un acicate para lanzarse a la yugular de sus rivales incluso en los momentos de mayor crudeza y desesperación. Es el camino para entender el porqué de su brutal victoria de ayer ante Li Xuerui, a la que nunca le había endosado más de 17 puntos en un set y frente a la que, después de ceder la primera manga (17-21), abofeteó a base de raquetazos (21-17 y 21-18).

Carolina Marín es una perla para un deporte minoritario. Se inició en el bádminton en el Instituto de la Orden de Huelva. Paco Ojeda, actual vicepresidente del club andaluz, la apoyó con fe ciega. Y Fernando Rivas, su entrenador, la pulió para construir una máquina de competir y ganar.

Formación adelantada

Sus pasos en el deporte han sido continuos, rápidos y seguros. Ha paladeado las mieles del éxito en el ámbito europeo y mundial. Y ahora le resta un sueño por cumplir: los Juegos Olímpicos. Su preparación estaba encaminada hacia Tokio 2020. Pero su crecimiento ha sido tan grande que el proceso se ha acelerado. Brasil 2016 ha pasado de ser una utopía a un reto.

Acerca de la jugadora andaluza, Rodrigo Sanjurjo explica que «posee una cabeza increíble. Basa su potencial en su capacidad para mantener la frialdad. Es muy lista y dura. Nunca se viene abajo». Todos los alicientes para haber puesto patas arriba China. Porque su título ha llegado ante la representante de un país en el que el bádminton es el deporte rey. «Allí es un ídolo», comenta Sanjurjo. «Lo que consiguió Carolina podría ser comparable a que la selección china ganase un Mundial de fútbol», agrega.

La deportista onubense no solo ha sacudido el deporte nacional -se ha convertido en la primera española en lograr un título planetario en la modalidad-, sino que también ha revolucionado los cimientos del bádminton. Su partido ante Li Xuerui captó la atención de miles de aficionados. Fue la guinda a un pastel que no ha parado de endulzarse.

Rafael Vázquez forma parte del equipo técnico que ha acompañado a Carolina Marín en la preparación del Mundial. «Esta semana ha sido increíble, necesitábamos algo así», exclama. Lo dice después de haber sacrificado muchas horas de sueño para destripar las virtudes y los defectos de cada una de las rivales que se cruzaron por el camino de la jugadora.

«Hemos pasado de ser un deporte escolar a tener una campeona del mundo», afirma Rodrigo Sanjurjo. «El ciclismo tiene a Induráin. El tenis, a Rafa Nadal. Y nosotros, a Carolina», añade.

No es para menos. Ni los más optimistas esperaban que la gladiadora andaluza escalase a lo más alto del podio tras enviar a la lona a la favorita. Pero ella es así. Después de hacerse con el trofeo, dejó de lado su voracidad para volver a su lado más desenfadado. «Ahora, me voy de vacaciones. Voy a relajarme y estar con la familia», comentó tras la final. Un descanso merecido para una andaluza que promete dar muchas jornadas de gloria al deporte español.