La obligación de llegar a la final

Alberto Blanco LA PIZARRA

DEPORTES

29 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Serbia, Francia, Brasil, Croacia, Argentina, Puerto Rico y Grecia son los siete nombres que nos separan del domingo 14 de septiembre y los Estados Unidos de América en la gran final del Mundobasket. Es lo que dice el libro. Nuestro camino hacia un partido que debe marcar el acto final de los galácticos de la historia del baloncesto nacional.

Pero no será un camino de rosas. Porque hay un condicionante con el cual jugarán nuestros rivales, la obligación absoluta de España de llegar al partido por el oro. Ese es el reto mental mayúsculo del conjunto que dirige Juan Antonio Orenga. No hay mayor enemigo que la autopresión a nivel deportivo. Por encima muchas veces, del rival. Y de sorpresas, golpes hercúleos y errores magistrales, está llena la ruta.

Por eso mentalmente España debe saber afrontar un torneo largo, que cada día que pase, tendrá más presión en su contra a no fallar. Ese aspecto, es el único punto negro que nos separa de volver a coronarnos a nivel mundial. Y es que nuestro equipo es, de largo, la mejor plantilla. Un juego interior estratosférico (al que yo metería a Fran Vázquez en lugar de Felipe) y una versatilidad en el juego exterior llena de NBA. Porque los americanos, plagados de ausencias del máximo nivel, son de largo el muro más alto para tocar el cielo. Pero en USA pueden hacer cuatro o cinco equipos para ser los favoritos al oro.

Y tras los dos ogros de la competición el abanico de outsiders tiene el ala europea (Serbia, Lituania, Francia), enfrente del triunvirato resto del mundo (Argentina, Australia, Brasil), como las piezas que deben estar entre los ocho primeros en los cuartos. La unión de ausencias, deserciones y lesiones de jugadores de máximo nivel en cada una de estas escuadras (Ginobili, Parker y así hasta el infinito y más allá...) permite a todos los demás optar al tercer escalón final, objetivo máximo declarado en voz alta ya por todos los rivales de USA y España.

Todo ello resume tres aspectos a romper por los nuestros. Ganar en casa (fallo ante Rusia, Eurobasket 2007), vencer a Estados Unidos en la final (Grecia los apartó en el año 2006) y despedir como se merecen a los Dioses del Olimpo del básket español, Navarro y Gasol.