El Mundial para la leyenda

manuel blanco GRANADA / ENVIADO ESPECIAL

DEPORTES

David Coll

España aspira a su segundo título con el cartel de favorito; Estados Unidos, su gran rival

30 ago 2014 . Actualizado a las 14:52 h.

Segundo Mundial. Y en casa. El corolario perfecto para una generación de baloncestistas que ya ha dejado grabado su nombre con letras de oro en la historia del deporte español. Ese es el reto que tiene ante sí España en el campeonato que arranca mañana en cuatro sedes: Granada, Sevilla, Bilbao y Gran Canaria. La selección que dirige Juan Antonio Orenga jugará en la primera localidad. Y lo hará con la vitola de favorita, justo reconocimiento al rosario de medallas acumuladas en el último decenio: un Mundial, dos Europeos, dos platas olímpicas...

El combinado español tiene esta cita entre ceja y ceja desde hace años. Varias de sus estrellas (Pau Gasol, Navarro, Felipe Reyes...) decidieron ahorrar fuerzas y descansar el verano pasado con el fin de llegar al Mundial en plenas facultades. Aunque ninguno lo ha anunciado públicamente, todo indica que esta será su última gran cita internacional con España. Las piernas, con los años, pesan lo suyo. Despedirse con este título, eso lo admiten sin ambages, sería un final de película para la trayectoria de este equipo. Los jugadores quieren fulminar, además, la maldición del anfitrión, aquella que España sufrió en sus carnes en el Eurobasket del 2007, cuando cedió en la final de Madrid contra Rusia.

En esta ocasión, su gran rival será Estados Unidos, actual campeón, un equipo que hace apenas un mes partía como favorito indiscutible, pero que se ha dejado algunas opciones en el camino a causa de las lesiones y renuncias. Y es que a la escalofriante lesión de Paul George en plena preparación para el torneo le sucedió la inesperada salida del combinado de Kevin Durant, probablemente el jugador más dominante del planeta con permiso de Lebron James. En un abrir y cerrar de ojos, los de Mike Krzyzewski perdían a sus dos mejores jugadores. Un golpe a la línea de flotación de sus aspiraciones.

Estados Unidos intentó reclutar entonces al propio Lebron, pero este dijo que no, al igual que Carmelo Anthony y Kobe Bryant. En su lugar llegó finalmente Rudy Gay, un buen jugador, pero muy lejos de la oligarquía de la NBA. Así las cosas, los americanos serán un rival de otra galaxia para la mayoría de las selecciones, salvedad hecha con España y quizás Serbia, Francia o Brasil.

Talento a raudales

Los Rose, Harden, Curry, Davis o Irving acumulan talento por arrobas y pueden amargarle el día a cualquiera. En el banquillo cuentan, además, con un técnico de primer nivel que ha entendido de qué va esto del básquet FIBA y que ha desterrado los tiempos en los que EE.?UU. creía que podía alcanzar el oro sin bajarse del autobús.

Por lo visto hasta la fecha, los norteamericanos tendrán en su defensa un arma temible, y su punto más débil (si es que tienen alguno), en el juego interior, precisamente la gran fortaleza de escuadras como España o Brasil. Anthony Davis es un superclase llamado a dominar la NBA más pronto que tarde, pero ni Cousins, ni Plumlee ni Faried resultan intimidantes, muy especialmente para la tripleta que conforman los hermanos Gasol e Ibaka.

Por detrás de España y Estados Unidos, las quinielas aparecen más abiertas, aunque hay cuatro equipos con aspiraciones de dar la campanada. Serbia y Croacia tienen potencial y talento para amargarle el día a los favoritos, aunque su participación en los últimos torneos internacionales ha demostrado que son equipos en exceso irregulares, capaces de lo mejor y de lo peor con apenas unas horas de diferencia.

Francia es el actual campeón de Europa, un equipo atlético como pocos encabezado por dos superclases como Diaw y Batum. Ocurre que el conjunto galo cuenta con dos bajas de mucha enjundia, la de su líder natural, Tony Parker, y la de Joakim Noah, el mejor defensor de la pasada temporada en la NBA. El cuarto en discordia es Brasil. Los de Rubén Magnano llegan a España con lo mejor que tienen. Su juego interior es temible, seguramente el único con un nivel próximo al de España: Varejao, Splitter, Hilario... Si a ello le unimos a Marcelinho, Leandrinho o Neto, no parece descabellado apostar por sus opciones de medalla.

Las sorpresas

En un escalón inferior se situarían otros equipos con capacidad de dar la sorpresa, casos de Grecia, Lituania o Australia, conjuntos que tradicionalmente han mostrado un alto nivel competitivo en estos torneos. Nada que ver con lo que se espera de otras selecciones como Corea, México, Egipto, Filipinas... Las marías de un Mundial que España quiere convertir en leyenda.