Gómez Noya, ante la hora de la verdad

A. Bruquetas / P. Alonso REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Tratará de ganar el domingo su cuarto mundial, una hazaña que solo logró el británico Simon Lessing

28 ago 2014 . Actualizado a las 13:37 h.

Cuando de su cabeza todavía no se había eliminado por completo el sueño de triunfar en la piscina, el de ser un nadador de élite, Javier Gómez Noya (Basilea, 1983) pudo presenciar los últimos destellos de un triatleta descomunal, el único que ha conseguido cuatro títulos mundiales (1992, 95, 96 y 98): Simon Lessing. Tras más de una década en la cumbre de este deporte, el ferrolano aspira este domingo (20 horas, TVG2) en la gran final de las Series Mundiales que se celebra en Édmonton (Canadá) a igualar la gesta del británico. Tiene todo a su favor. No necesita un recital, solo precisa de su regularidad, aunque la retirada el fin de semana pasado en Estocolmo por unos problemas estomacales pueden ser un indicio de que la hazaña requerirá un punto extra de sacrificio. Nada nuevo en la carrera de un consumado especialista en la superación personal.

Los pasos de Lessing y Gómez Noya apenas se cruzaron. Y nada hacía presagiar que su sombra aparecería en la trayectoria del campeón gallego. Pero el éxito ha vuelto a aproximar sus figuras. «Coincidí con él en la primera carrera internacional que hice en Estoril e incluso me saqué una foto, pero después ya no recuerdo volver a verlo en competición», comenta Gómez Noya, quien agrega: «Creo que fue el primer triatleta con unas características como las nuestras, las de los triatletas actuales. Era un buen nadador, siempre salía del agua entre los tres primeros; en bici, aunque decían que no andaba tanto, era consistente y esa forma de correr era más una estrategia que una debilidad. Y como corredor era muy bueno».

Dos dominadores implacables

Si de algo pueden presumir los dos es de haber sido dominadores implacables. La mejor versión de Lessing, pocos las podían desarticular. La de Gómez Noya, aún es compleja de abordar. «Los demás estaban detrás para ver si lo podían alcanzar. Fue un triatleta muy completo, de los que tienen pocos puntos débiles, muy difícil de batir», comenta el triatleta gallego sobre el liderazgo de Lessing en su época. Pero incluso comparten decepciones. Ninguno de los dos se colgó el oro olímpico. A Lessing le sobrevino un día malo en los Juegos de Sídney y terminó en el séptimo puesto. A Gómez Noya el calor de Pekín lo dejó fuera del podio cuando era el principal candidato al primer puesto. Hace dos años en Londres, se resarció con la plata. Solo el ímpetu de Alistair Brownlee lo apeó de la medalla más preciada en una de las carreras más impresionantes de la historia del triatlón. Para Lessing ya es tarde, Gómez Noya, sin embargo, guarda su última bala para Río de Janeiro.

Y es que si algo diferencia a las dos leyendas es que el ferrolano ha conseguido reinventarse con el tiempo, amoldarse a las nuevas generaciones y formatos distintos. Así ha sobrevivido entre los más grandes una década. Su fiabilidad, de la que echará mano en Édmonton, es inigualable.