Del arte de ligar al de alear

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa EL PERISCOPIO

DEPORTES

19 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El primer entrenamiento que realizará el Obradoiro a mediodía deja atrás una fase, la de ligar en el mercado de fichajes, y abre otra, la de alear en los entrenamientos. Y al Alquimista de Pontepedriña se le presenta más trabajo que nunca por delante, porque solo repiten tres jugadores del pasado curso.

En el arte de ligar, el club tiene que hacer de la necesidad virtud para competir con pretendientes más pudientes. No le queda otra que explotar su perfil más resultón, a sabiendas de que hay parejas que están fuera de su órbita. Pero también es verdad que preguntar y cortejar en el momento oportuno puede tener premio. Normalmente, eso sucede al principio de la sesión y cuando ya empieza a declinar la fiesta, porque en los momentos de más efervescencia es más difícil sacar brillo al encanto.

Aparte de medir los tiempos, en los últimos veranos ha sacado partido del radar de mirlos blancos. Hummel, Mejri o Muscala no tenían el plumaje albo que lucen ahora. Y, en todos los casos, antes de dar el paso el club procura recabar datos sobre la bonhomía, porque evitar un perro verde también tiene su enjundia.

Ahora el turno es para el Alquimista Moncho Fernández, en la búsqueda de la mejor de las aleaciones. Detrás de cada fichaje hay un largo trabajo y varios porqués para explicar su contratación. Falta conseguir una buena mezcla para igualar fuerzas con quienes llegan al mercado con más recursos. Ajustar la química, el baloncesto cuántico.