Argentina jugará la Final de la Copa del Mundo gracias a su victoria en el partido del pánico

X.R.Castro

DEPORTES

Sebastião Moreira

La selección albiceleste vuelva a jugar una final 24 años después, tras 120 minutos planos sin rastro de fútbol

10 jul 2014 . Actualizado a las 12:46 h.

La semifinal de la Copa del Mundo 2014 del pánico recíproco solo podía acabar en el punto de penalti y ahí fue mucho más certera Argentina. La albiceleste y Holanda solo apostaron por taparse, de sus estrellas casi no hubo ni rastro, y semejante pestiño estaba abocado a los once metros. En esta ocasión no hubo efecto Krul, pero el problema de la tropa de Van Gaal estuvo en los tiradores. Vraar en el primer lanzamiento y Sneijder en el tercero no pudieron con Sergio Romero, el portero del Mónaco que se convirtió en protagonista mientras sus compañeros anotaron los cuatro necesarios (Messi, Garay, Aguero y Maxi Rodríguez). Argentina, a años luz de Alemania, serás su oponente en la final de la Copa del Mundo.

Argentina en el primer tiempo apenas necesitaba porterías. Quizás presas del pánico por lo visto en la víspera todo fueron precauciones en un partido con olor a pizarra. No hubo una pizca de emoción. Porque Holanda nunca perdió el sitio con sus cinco defensas, pero redujo el papel de Romero a dos salidas de puños con Vrij como estilete oranje. Y porque Argentina tuvo más la posesión, pero en zonas de mínimo riesgo y tan solo volteó el campo con las carreras de Lavezzi por el flanco derecho. Tampoco fue un acto para estilistas. Robben ni olió el balón y Messi se pegó dos eslalon ambos por la derecha, y botó una falta idónea para él, por el centro de la portería. En su ausencia, emergieron los lugartenientes del corte: Mascherano y De Jong, y los centrales se hincharon a entrar en juego, para cortar y pasar sin riesgo de pérdida.

Lo único que cambió en el segundo tiempo fue la lluvia, que fue aumentando su presencia. Van Gaal hizo dos cambios rápido, pero siguió con el freno de mano puesto. Holanda tuvo más el balón, pero en el medio campo. No le importó mucho a Argentina prescindir del esférico. Al contrario, quería taparse y esperar una contra, que a punto estuvo de encontrar Higuaín tras un servicio de Enzo Pérez, el jugador más enchufado de todos. El remate del Pipa besó la red por fuera. Curiosamente los dos fueron los primeros sacrificados por Sabella, que movió ficha en posición de ataque, aunque tan solo pudo llevarse a la boca un remate de Rojo que despejó Cillessen.

Cosas del fútbol, Holanda solo vio portería en el añadido del segundo tiempo y a punto estuvo de hacer jaque mate. Lo impidió la bota de Mascherano después de que Robben penetrase al fin por el centro. El córner, dejó con el corazón en un puño a toda Argentina, aunque los puños de Romero desbarataron cualquier intento oranje.

La aparición de Arjen, ausente durante 90 minutos, se prolongó en el primer acto de la prórroga, con Holanda asumiendo protagonismo con el balón y con el jugador del Bayern poniendo a prueba a Romero con un disparo envenenado tras su típica diagonal y protagonizando otra pase filtrado que no llegó al recién salido Huntelaar por la sabiduría táctica de Mascherano. Estas dos acciones recomendaron a los argentinos un último cambio defensivo.

Los dos minutos postrado Zabaleta en el suelo por un encontronazo resumen la segunda parte de la prórroga, aunque en este caso fue Argentina quien la tuvo en dos lances tan aislados como inesperados. En el primero Palacio remató de cabeza con todo a favor ante Cillessen, que también atrapó un pésimo disparo de Maxi Rodríguez tras el único eslalon de Messi en muchos minutos.

Como estaba cantado desde el saque inicial, salvo algún factor aleatorio del fútbol, el segundo finalista de Brasil se eligió a los penaltis, y Holanda ya había quemado su cupo de suerte en este Mundial. Van Gaal ya no tenía cambios para sorprender y Argentina fue infalible. Cuatro de cuatro y a la final de la Copa del Mundo.