Mundial 2014: La venganza de Klose

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

El delantero, único superviviente en la derrota de la final de Japón 2002, suma su decimosexto gol en un Mundial y supera el récord de Ronaldo

09 jul 2014 . Actualizado a las 18:19 h.

En una tarde de julio del 2002, Brasil celebró el pentacampeonato, Ronaldo sumó su duodécimo gol en un Mundial y Alemania regresó dolida en su orgullo ganador. En aquel equipo ya jugaba como referencia Klose, que ayer se tomó una venganza superlativa. Jamás pudo soñar con semejante paliza para cobrarle a la canarinha la derrota de Yokohama. Sucedió en Belo Horizonte, en otra tarde de verano en la que el partido murió demasiado pronto. Empezó a matarlo el Pájaro Carpintero. Porque en el primer gol arrastró a la defensa infantil de la anfitriona para que Muller marcase a placer, y porque en el segundo, un gol más suyo, de nueve, abrió una herida que terminó en hemorragia. Ya nadie suma más goles en los Mundiales que el delantero de Opole (Polonia), que lleva 16.

Cuando despertó Brasil, Klose todavía estaba allí. A los 36 años es uno de los grandes veteranos del Mundial. Con su instinto de nueve, no necesita grandes exhibiciones físicas. Porque la inteligencia en los movimientos en el área no se pierde con los años. Cinco goles metió en la cita de Corea del Sur y Japón, otros cinco anotó en el Mundial de Alemania, hizo cuatro en Sudáfrica y lleva dos en Brasil.

Klose, encumbrado ayer en Mineirao por encima del primer gran delantero del siglo XXI, Ronaldo, tiene un pie en la anterior centuria. Ajeno a grandes traspasos, al constante salto de un equipo a otro de otros cotizados rematadores, solo defendió cuatro escudos, Kaiserslautern, Werder Bremen, Bayern de Múnich y Lazio. Y ha protagonizado anécdotas que encumbran su figura por encima de lo estrictamente futbolístico.

Porque protagonizó un par de detalles de deportista con mayúsculas. El primero, en la temporada 2004/05: cuando le pitaron un penalti injusto contra el Armenia Bielefeld, corrigió al árbitro para indicarle que no había sido y, ante la cerrazón del colegiado, lanzó fuera el tiro desde los 11 metros. El segundo llegó en su etapa en el Lazio, en el 2012: cuando el colegiado validó un gol del alemán con la mano. Klose reconoció el error, el gol no llegó a subir al marcador y el equipo italiano acabó perdiendo 0-3 ante el Nápoles. Una cuestión de principios.