El Ourense no paga a tiempo y se acerca a su liquidación

DEPORTES

AGENCIA LOF

El club consumó su caída a Tercera por impagos y el penúltimo paso hacia el cierre

01 jul 2014 . Actualizado a las 02:38 h.

Al mediodía de ayer doblaron las campanas por un Club Deportivo Ourense que está a punto de convertirse en un recuerdo.

Con más de dos millones de euros de deuda histórica, embargos y denuncias ante el sindicato AFE, el plazo para eludir el descenso administrativo a la Tercera División sonaba casi a ultimátum para una entidad bloqueada en su actividad económica. Y las peores previsiones fueron las que acabaron por cumplirse. Sin cúpula rectora, los intentos de renovar el órgano director de la sociedad anónima deportiva no llegaron a buen puerto y nadie hizo frente al pago de los 160.000 euros reclamados por sus jugadores, tras continuos impagos en el recién concluido curso balompédico.

La consecuencia fue inmediata y, en la misma tarde de ayer, fue recibida en las oficinas de O Couto la comunicación de la pérdida de la plaza en la división de bronce. Otro golpe a la línea de flotación de un barco que desde hace varios meses va a la deriva, sin que sus gestores fueran capaces de convivir con las obligaciones contraídas en el pasado ni de aportar soluciones eficaces.

Desde la Plataforma SOS CD Ourense, Damián Domínguez admitía que el sinsabor, además de doloroso, era imaginable: «Fue lo que se esperaba, porque sabíamos que sería muy difícil evitar el descenso del club en tan poco tiempo y a la vista del nulo interés que han puesto las instituciones en resolver este problema, está abocado a la desaparición». Sí valoró de modo positivo el empeño de los aficionados que se volcaron en esa reivindicación surgida desde la grada del feudo rojillo e incluso exportada a la Plaza Mayor de la ciudad: «Hemos vivido una semana muy intensa en la que nuestro trabajo no se ha visto recompensado, pero al menos me quedo con que mucha gente se ha mostrado interesada en que sigamos teniendo fútbol, con el mismo club que de momento no ha desaparecido o con otro que se pueda fundar».

Más fría fue la reacción política de los portavoces de las instituciones locales. El edil de Deportes de Ourense, Alfonso Vilachá, incidía en que «nadie sabe todavía la identidad de los dueños del club, porque ningún accionista mayoritario dio un paso al frente, la situación era pero que muy delicada y desde el Consello Municipal de Deportes, nuestra subvención estaba disponible, pero el club no estaba al día y no podía cobrarla». El concejal también esgrimió que garantizaría la posibilidad de que los jugadores de la cantera del club -unos 280- puedan seguir practicando deporte la próxima temporada.

Por su parte, Bernardino González, el asesor de Deportes de la Diputación Provincial, apuntó a un sentimiento personal: «Me parece muy triste que desaparezca el Ourense, pero su supervivencia era muy complicada desde hace años y ahora se ha consumado el descenso». El que fuera árbitro internacional confirmó que se habían gestado algunas conversaciones en los días previos, pero que no había sido posible la reunión tripartita con las administraciones locales y José Antonio Feijoo, uno de los empresarios que mostró su disposición a tomar las riendas de la entidad.

Este mismo excolaborador de Manuel Seoane en la temporada del ascenso a Segunda B detallaba que su proyecto estaba secundado por otros potenciales directivos, pero argumentó que era imposible llevarlo adelante sin una mayor disposición de las instituciones: «Estábamos dispuestos a firmar cualquier compromiso y a amoldarnos a la capacidad económica del club, pero no podíamos asumir una deuda que han dejado otros, por eso solicitábamos que Concello y Diputación avalaran los pagos a los principales proveedores -Hacienda y Seguridad Sociedad- con las subvenciones de los próximos años. No pedíamos más ni asignaciones extraordinarias, solo esa garantía».

Para eso, Feijoo y su grupo, señaló a iniciativas como las que se promovieron en Lugo para respaldar a su equipo, pero el acuerdo no cuajó y el Ourense sigue sin cabeza visible, otra amenaza latente, porque en las próximas horas, el mandatario saliente, Alejandro Estévez, entregará en el juzgado el acta de su dimisión. La sociedad deportiva está a punto de extinguirse.