El naufragio ahoga a toda la orquesta

Paulo Alonso Lois
PAULO ALONSO LOIS REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Apenas algún solista escapa al peor encuentro de toda una generación de fenómenos

19 jun 2014 . Actualizado a las 21:08 h.

La víspera de la capitulación de Maracaná, el héroe del Prater de Viena, allí donde empezó todo en el verano del 2008, apeló a la responsabilidad. «Nosotros ganamos como grupo y si tenemos que perder lo haremos como grupo». Cayó España, compuesta por un puñado de fueras de serie que naufragaron en el estadio más icónico del planeta. Allí perdieron en un partido horrible, en el que cuesta encontrar algún argumento positivo. La España más brillante de todos los tiempos, nacida de la idea del fútbol colectivo y de asociación, donde cada uno hacía mejor a su compañero, se despeñó por una pendiente en la que unos iban arrastrando a otros. Ningún equipo es eterno. Como en el Titanic, los músicos no dejaron de tocar hasta el final. Cayó España y, eso sí, pudo irse con la cabeza alta, sin chabacanería. Con grandeza en la derrota, cuando más alta y más dura fue la caída.

¿A quién salvar? A Iniesta por su tranquilidad para sortear rivales en algunas fases y conectar pases inteligentes, a Silva por algunos recortes entre líneas y a Koke por agitar al equipo en el inicio del segundo tiempo. Poco más. No se discute el talento de jugadores como Casillas, Ramos, Xabi Alonso y Busquets, pero su respuesta resultó paupérrima en Brasil, como lo había sido la de Piqué y la de Xavi Hernández. Por citar al eje del equipo.

Otro error de Casillas

Casi todos se vieron arrastrados por un torneo desafortunado. Desde Casillas, el primero en asumir el ridículo de puertas para dentro tras la derrota ante Holanda. Porque el capitán volvió a fallar en el segundo gol, el que iba a matar el encuentro. Otro reciente campeón de Europa de clubes como Xabi Alonso, fiel de la balanza durante tantas tardes, erró en acciones impropias, como el pase atrás que desencadenó el primer tanto y el desastre español. Fue uno de los detalles en los que no se reconoció al medio centro que acompañó los tres grandes títulos de España, torpe incluso al tocar el balón parado.

La pifia de Busquets

El rey del pase de seguridad, Busquets, falló un gol cantado a apenas un par de metros de una portería ya vacía, justo cuando el encuentro aún se podía voltear. Lento estuvo en punta un delantero de gatillo rápido como Costa, en un día de caras de impotencia y búsqueda de soluciones que jamás llegaron. Y así todo...

La constelación de estrellas de España no pudo ni con un Chile agresivo y presionante como el del primer tiempo ni con un rival encerrado en su campo como el del segundo. No acertó ni con el juego de apoyos cortos ni cuando buscó soluciones más verticales.

Si no cabía dudar del talento de la selección, y era imposible modificar la forma física en cuatro tardes. Del Bosque trató de levantar al grupo a través de la recuperación anímica con reuniones y charlas.

Si la goleada ante Holanda dejó al menos una correcta primera parte, la debacle ante Chile aplasta a la selección como una tormenta perfecta. No hubo detalles a los que aferrarse porque a una selección que transmitía una generalizada sensación de fatiga, la encaró un bloque rápido en la presión, aguerrido en las disputas y resistente en la pelea.