La sombra de los escándalos oculta cada vez más a Catar

J.Molina

DEPORTES

Su candidatura para el Mundial de 2022 se tambalea tras las continuas acusaciones de amaño

18 jun 2014 . Actualizado a las 17:27 h.

El futuro Mundial de 2022 no ha parado de recibir acusaciones desde que aquel 2 de diciembre de 2010 en Zúrich, Joseph Blatter enseñó al mundo el papel con el nombre de Catar como nueva sede.

Desde ese momento la lluvia de críticas en los medios internacionales y en las redes sociales fue imparable. Catar apenas reunía las condiciones mínimas para hacer el Mundial viable; en verano se alcanzan temperaturas de hasta 50 grados, y las instalaciones para el Mundial estaban todavía cimentándose gracias a la explotación de miles de emigrantes pakistaníes y nepalíes que trabajan en condiciones precarias.

A pesar de que el Gobierno catarí reformó sus leyes de trabajo para mejorar su imagen de cara al exterior. Los «kalafas» o contratantes siguen siendo auténticos amos de sus empleados, los cuales mueren por decenas cada semana por la falta de seguridad en la construcción de los faraónicos estadios.

Por si eso no fuera suficiente, la imposibilidad de jugar en verano debido a las mencionadas altísimas temperaturas,obligaría a celebrar el Mundial en invierno, deteniendo y modificando el horario de casi todas las ligas de fútbol del mundo. Un problema difícil de atajar.

A todos estos inconvenientes hay que añadir lo sospechoso que resulta el repentino interés de un país sin tradición futbolística por organizar un Mundial de fútbol. Con la experiencia de haber organizado los Juegos Asiáticos del año 2006, la aventura mundialista del país con la tercera mayor reserva de gas natural del mundo y de la mayor renta per capita, se percibe más como una ostentación de poder. Un verdadero escaparate de riquezas e infraestructuras que se construye sobre la miseria de miles de emigrantes pobres, y que pretende aupar todavía más la imagen del país árabe más rico.

Mundial por todos los medios

Con estas condiciones, la posibilidad de convencer a los 22 dirigentes y representantes de las federaciones de fútbol presentes en Zúrich de que Catar era el lugar idóneo para celebrar el Mundial se veía, a ojos de cualquier persona sensata, como una utopía. Sin embargo, los máximos responsables del fútbol catarí movieron sus cartas desde Doha, aunque no con la discreción necesaria.

La revista France Football y el diario Sunday Times han sido hasta la fecha las principales molestias para la Federación Catarí. Las dos publicaciones llevan los 3 últimos años sacando a la luz los trapos sucios de todo el proceso de sobornos que ha permitido a Catar convertirse en el primer país árabe en ser sede de un Mundial.

El Sunday Times, denunció en el año 2010 que dos miembros del comité ejecutivo de la FIFA habían aceptado sobornos por parte de Bin Hamman, ex presidente de la Comisión Asiática de Fútbol entre 2002 y 2011. Al parecer, el diario inglés le acusó de ingresar cantidades millonarias a través de su empresa de construcción Kempo a los miembros de la FIFA, Issa Hayatou y Jacques Anouma, a cambio de su voto para Catar.

Hamman ya había estado involucrado anteriormente en casos de corrupción, y la federación de su país lo apartó a un lado cuando la FIFA envió un investigador para confirmar si esas acusaciones eran ciertas. Además, el Sunday Times aportó documentos que demostraban que Catar había enviado generosas cantidades de dinero a varias federaciones de fútbol africanas con el fin de ganar puntos en la votación de Zúrich.

El otro «azote» de la candidatura catarí, la revista France Football, publicó el año pasado un documento en el que denunciaba sobornos al presidente de la Federación Argentina, Julio Grandona, el de la paraguaya, Nicolás Leoz, y al de la brasileña, Ricardo Teixeira.

Este último ya fue relacionado por la revista francesa con Sandro Rosell, ya que ambos son amigos desde que el ex-presidente del Barça trabajó como director de mercadotecnia de Nike, y establecía el primer nexo de unión de Rosell con la espiral de polémica generada por estas informaciones.

Según France Football, España se une a la fiesta

El último reportaje en profundidad de France Football puede considerarse el colofón al desfile de escándalos que acompaña la candidatura de Catar, donde cobra protagonismo nuestro país, que aporta su granito de corrupción a la trama de la mano del actual presidente del Real Madrid, Florentino Pérez y de Ángel María Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol.

A Villar se le acusa de pactar un intercambio de votos con Catar para que España consiguiese el Mundial de 2018 junto a Portugal. Además de intermediar entre los países sudamericanos citados anteriormente- Brasil, Paraguay,Argentina- y al menos también Honduras, para que votasen a los de Doha.

Los presidentes de los dos clubes más importantes de nuestra liga también colaboraron según France Football. Florentino sirvió presuntamente de intermediario entre las dos federaciones, además de lograr acuerdos millonarios para el Mundial de 2022 con su empresa de construcción ACS. Además, siempre según la publicación francesa, Florentino contaba con la ayuda del empresario mallorquín Jaume Fluxa Morro accionista de ACS a través de la empresa de su familia Iberoestar, propiedad a su vez de Hochtief, la empresa que consiguió los contratos multimillonarios en Catar.

Por el momento, Florentino ha desmentido estas acusaciones y avisa de que tomará medidas legales contra France Football. Tildando de falsas todas las acusaciones del medio.

La implicación ya mencionada de Rosell es más evidente. El ahora ex-presidente tuvo que aguantar un chaparrón de críticas después de que Catar pasase a patrocinar por una cantidad millonaria al laureado equipo de Barcelona. Además, Rosell consiguió en 2008 según France Football, un acuerdo de 2,754 millones de euros con Aspire-escuela de fútbol con sede en Doha y con muchos vínculos con España- para su empresa de publicidad BSM.

Las conseuencias del escándalo

Se cumplen casi cuatro años de escándalos sobre la candidatura de Catar. Comenzaron con simples rumores que en un principio se tildaron de malintencionados, pero el continuo flujo de documentos y testimonios anónimos comienza a arrojar tintes de verdad en una historia de corrupción que cada vez pinta peor para la pequeña península árabe.

Seguramente Catar no sea el primer país que logra su candidatura recurriendo a sobornos y tráfico de influencias, pero esta vez se ha hecho demasiado público y la FIFA se encuentra en una situación incómoda de descrédito institucional. De momento, varios directivos de dicha organización han pedido a Blatter-muy salpicado en los escándalos y considerado uno de los responsables de la victoria catarí- que no vuelva a presentar su candidatura como Presidente de la FIFA, es decir, lo han invitado elegantemente a irse.

Ya se buscan soluciones en el supuesto de que finalmente todas estas informaciones cierren las puertas del Mundial en Catar. Estados Unidos, el segundo país en la votación para el 2022, ya se está preparando por si finalmente la responsabilidad de organizar un evento de esta magnitud termina por recaer allí.