Nadal, entre el mito y las dudas en París

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso lois REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Emilio Naranjo

Después de una gira de tierra titubeante, el español, ocho veces campeón en Roland Garrós, debuta hoy ante un rival decadente como Ginepri en un camino lleno de oponentes que le ganaron este año

26 may 2014 . Actualizado a las 12:16 h.

Rafa Nadal, ocho veces campeón de Roland Garros, podría tener ya una calle con su nombre en París, o un estadio propio en Roland Garros, como pidió esta semana su amigo Pico Mónaco. Pero al mismo tiempo que luce ya en los libros de historia del tenis, trata de disipar los nubarrones que amenazan su jerarquía sobre tierra batida. Ahora que arrecian incertidumbres sobre su dominio en su superficie preferida, disfruta hoy de un debut plácido para poner la máquina en marcha, recuperar confianza a base de resultados contundentes y crecer conforme avance un torneo de dos semanas. Cuesta pesar en un rival más plácido que el de primera ronda, Robby Ginepri (Eurosport, no antes de las 13.30). Luego el camino hasta levantar la Copa de los Mosqueteros se empina ligeramente a cada ronda que pase.

Sobre la pista se aprecian los síntomas de la fragilidad del juego de Nadal en las últimas semanas, con una irregularidad que le hace encadenar sets pobres y reacciones prodigiosas. Pero las causas de su desconcierto, de su impropia vulnerabilidad sobre tierra, quizá haya que buscarlas a nivel mental. En la fatigosa tarea de enfrentarse semana tras semana a partidos que ya hace tiempo que se envuelven en el barniz de la rutina, diez años después de que su carrera tomase vuelo.

Una motivación diferente

Si así fuese, si le pesase la rutina, el regreso a un escenario de primer orden como el Bois de Boulogne le permitiría tapar una a una sus carencias. Parte de ese razonamiento se intuye en su discurso. «Nunca es una rutina jugar aquí. Siempre resulta muy emocionante tener la oportunidad de competir en Roland Garros. Para mí este es el lugar más importante de mi carrera», razona consciente de que su noveno título en París supondría su decimocuarto grand slam, ya los mismos que celebró el legendario Pete Sampras en toda su trayectoria.

El español, que cumplirá los 28 años en la segunda semana de Roland Garros, asume el fiasco de sus primeros torneos en tierra y su recuperación posterior. «Me he ido encontrado mejor semana a semana en la temporada de arcilla. Estoy contento por cómo terminé los torneos de Madrid y Roma. No tanto por Montecarlo y Barcelona», reconoce el mallorquín sobre sus altibajos.

Ginepri, estadounidense de Fort Lauderdale (Florida), de 31 años, no tiene ya méritos para jugar el circuito principal. No ganó un solo partido de un cuadro final de la ATP en todo el año, figura en el puesto número 227 y no celebró un título en tierra en toda su carrera. Todo en el decadente tenista norteamericano remite al pasado, un pasado brillante en la década anterior. No pasa una ronda de un grand slam desde el 2011 y no celebra un torneo desde el 2009. Sus días de gloria se remontan al 2005, cuando perdió en semifinales del US Open contra Andre Agassi, y no llega al 30% de victorias en tierra. Ginepri es lo de menos. Luego asomarían en su camino Thiem, el más joven de los cien primeros del ránking y verdugo de Wawrinka en Madrid, el asequible Pospisil y cuatro rivales que le ganaron en este año: Almagro en octavos de final, Ferrer en cuartos, Wawrinka en la penúltima ronda y Djokovic en una hipotética final.