Un portento casi invencible

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

ERIC GAILLARD

Nadal abre en Montecarlo la gira de tierra, donde tiene un 93,51 % de triunfos

16 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La igualdad del tenis profesional, la ausencia de verdaderos especialistas en distintas superficies y la condición de irrepetible de un atleta como Rafa Nadal hacen inviable pensar en que algún tenista pueda algún día igualar sus registros sobre tierra batida. Hoy abre en Montecarlo ante el ruso Teimuraz Gabashvili la gira de arcilla, una superficie en la que ganó hasta ahora el 93,51 % de sus 319 partidos. Lo más parecido a ser invencible, después de enfrentarse a varias generaciones diferente. En ninguna otra superficie se encuentra una superioridad con registros siquiera similares.

Así que Nadal abre hoy su paseo triunfal con la vista siempre puesta en París, principio y final de su leyenda. Sobre sus hombros lleva una pesada carga, la presión de que cualquier contratiempo se convertirá en noticia, le obligará a justificarse, parecerá abrir una ligera grieta en su hercúlea propuesta sobre tierra: potencia y fiabilidad de golpes, efectos endiablados desde el fondo de la pista, físico para aguantar partidos largos, cabeza para soportar la presión e inteligencia para leer el juego.

El físico responde este año mejor que ningún otro, tal como confirma su médico, Ángel Ruiz Cotorro, con permiso de la espalda, que le mermó en la final de Australia. Tras Montecarlo, emprenderá un viaje que le llevará por Barcelona (desde el 21 de abril), Madrid (5 de mayo) y Roma (12 de mayo) antes de Roland Garros (25 de mayo).

En las grandes plazas, su número de derrotas se reduce aún más: en Roland Garros ante Soderling, en Montecarlo frente a Djokovic y Coria, en Barcelona frente a Corretja, en la tierra de Madrid frente a Verdasco, Djokovic y Federer y en Roma ante Djokovic y Ferrero.

El necesario rodaje

«No debemos olvidar que solo toco cinco o seis torneos en tierra batida al año», matiza Nadal para referirse a que necesita una mínima adaptación a la superficie en la que aprendió a jugar.

«El resto del tiempo juego en dura. No me entreno en tierra batida, así que necesito tiempo para adaptar mi juego, para encontrar mi ritmo. Tengo que volver a aprender a construir los puntos para lograr la victoria», razona el ocho veces campeón en Montecarlo y Roland Garros.

Gabashvili para empezar

Si Nadal gana a Gabashvili -un rival que no le hizo un set en los tres enfrentamientos anteriores- se enfrentará en segunda ronda con el ganador del duelo entre Pablo Andújar y Andreas Seppi. Rivales asequibles para coger ritmo y sensaciones antes de verse en unos hipotéticos cuartos con Ferrer o Dimitrov.