Las «cheerleaders» del Cangas

Lorena García Calvo
Lorena García Calvo VIGO / LA VOZ

DEPORTES

XOAN CARLOS GIL

Celia, Josefa, Marita, Amelia y Fina llevan décadas animando a voz en grito al Frigoríficos

13 dic 2013 . Actualizado a las 11:38 h.

Cuando se franquean las puertas de O Gatañal, el sancta santorum donde el Cangas de Asobal rara vez hinca la rodilla, los sentidos se agudizan. El tiempo se acelera durante 60 minutos frenéticos en los que una parroquia entregada se encarga de convertir en una olla a presión un pabellón subido de decibelios. En un ala, las pandereteiras, en otra, la sección de bombos y tamboriles, y de por medio gorxas de todas las edades que convierten a la de Cangas en una afición que cualquier equipo querría para sí.

Entre esos centenares de fieles que acuden puntuales a cada cita, «como se fora domingo para ir á misa», se encuentran unas seguidoras especiales. Celia Fernández (45 años), Josefa Guardado (71), Marita Monroy (72), Amelia Monroy (76) y Fina Mallo (60) son parte del alma del pabellón. Una facción incansable que se deja hasta el último susurro, las palmas y la imaginación para arropar a un equipo cuyos jugadores son casi como de la familia. «A nós xa nos coñecen; todos os xogadores que pasan por aquí marchan encantados de Cangas, porque nos abrimos a eles», proclaman con orgullo en una conversación desordenada a seis bandas en la que mandan las risas.

Fina, Marita, Amelia, Celia y Josefa tienen un sentido del humor privilegiado y consideran el balonmano su particular chute de energía. «Imos alí e soltamos adrenalina», asegura una, «dóenos a cintura de tanto que rimos», añade otra. Las carcajadas presiden la forma de entender los partidos de estas «tifossi» de O Morrazo expertas en «meter presión» a los equipos rivales. Las inmediaciones del banquillo visitante son su hábitat natural desde hace más de dos décadas, un tiempo en que se han doctorado en balonmano. «Cando empezamos a ir non entendiamos moito, pero gustábamos, e co tempo aprendemos as normas». Fina incluso se ha convertido en una experta en jugadores. «Coñéceos a case todos. Quédanlle moi ben as referencias», explican sus amigas, que se debaten entre Suso Soliño y Muratovic cuando se les pregunta por su jugador favorito.

Las unas y las otras enumeran partidos para la historia del Cangas, aunque aseguran que disfrutaban sobre todo con los derbis ante Octavio y Teucro. «¡Temos levado tarteiras, testos, sarténs...!». Toda percusión era poca.

Un repertorio variado

Cuando Amelia, Fina, Celia, Marita o Josefa se ausentan de O Gatañal, sus correligionarios las echan en falta. «Pillo -el entrenador- xa nos dixo que o día que non vaiamos nos pon falta», reivindicando su parcela de mérito en los éxitos del equipo. Porque tanto si acompaña el marcador como si no, las morracenses despliegan con arte sus particulares grandes éxitos. Ánimos para los suyos y pullas para los rivales. Esos que escuchan junto a su oreja un abanico de guasas que buscan la gracia, aunque no la ofensa. Porque, «unha vez que o partido acaba, todos somos amigos», destacan. Hace unas semanas, tras finalizar el partido frente al Cuenca, con remontada, una de las seguidoras se acercó a un jugador rival y le espetó: «¡No le hagas caso a tu entrenador, que lo hacéis muy bien, chavales!».

Su repertorio es de lo más variado. Va desde el comedido «¡torres más altas cayeron!» -a voz en grito- , los «¡¿Iso é o que che enseña o adestrador!?» a los costeros «faneca escarallada» o «lura» destinados a los árbitros, pasando por grandes clásicos como la Marsellesa. Esa que tarareaban al francés Martiní, del que no guardan grandes recuerdos. «A Doder -otro ex jugador- tiñámoslle uns versos que lle tivemos que escribir para que entendera», comentan mientras entonan una canción cargada de guasa.

Amelia, Fina, Celia, Josefa y Marita son parte de la magia que transmite O Gatañal. Ellas, mejor que nadie, saben lo que es vestir, y con orgullo, la camiseta del Cangas.