De Vietnam a Abu Dabi

María Conde PONTEVEDRA / LA VOZ

DEPORTES

Adrián Paz es el preparador del equipo Al Wahda, que entrena Pablo Prieto

12 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

En el 2009, Adrián Paz estudiaba en Pontevedra el último curso de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Desde entonces, en solo cuatro años, este preparador físico ha pasado de trabajar en el Santiago Futsal a la selección nacional de fútbol sala de Vietnam y, desde agosto, al Al Wahda, equipo de primera división de los Emiratos Árabes.

«Ni en mis objetivos más optimistas podía pensar que iba a llegar a ser tan privilegiado, disfrutando y trabajando de lo que más me gusta, mi hobby y mi pasión, el fútbol sala», afirma desde Abu Dabi.

Su periplo comenzó con las prácticas que hizo en el Autos Lobelle de Santiago, junto a Antonio Bores, «con quien descubrí el alto rendimiento desde una perspectiva diferente, desde el interior». Esa experiencia le sirvió a la hora de aceptar hace dos años el reto de preparar a la selección nacional de fútbol sala de Vietnam. Y el pasado agosto, terminado su contrato, le ofrecieron unirse al Al Wahda, donde trabaja junto al entrenador, también gallego, Pablo Prieto. «Es un privilegio y oportunidad trabajar a su lado y vivir con él esta nueva experiencia en su dilatada carrera», afirma el preparador físico.

Paz destaca que la adaptación al equipo fue sencilla, ya que se unió durante su concentración en España en verano. Además de ser el responsable de la condición física de los jugadores, también realiza tareas de apoyo al cuerpo técnico como puede ser el scouting de partidos, entrenamientos y la elaboración de todo tipo de estadísticas de partidos y jugadores.

«Hemos competido en el primero de los tres torneos que vamos a disputar este año, y hemos logrado llegar a la final, consiguiendo la medalla de plata en la Copa Federación -explica-. Ahora estamos disputando la Liga Nacional y la Copa Presidente, donde el equipo debe aspirar a objetivos ambiciosos».

A lo que no termina de acostumbrarse dos meses después de llegar a Abu Dabi es a algunos hábitos, como la «llamada al rezo» a las cuatro de la madrugada «mediante diferentes tipos de megafonía que hay por toda la ciudad», o a las cuatro de la tarde. «Al final acabo adaptando mi sueño a su horario de rezo».

Destaca que hay multitud de centros comerciales, «pero pocas opciones de ocio». «Y si no dispones de vehículo, se complica más», agrega.

«Acostumbrado como estaba en Galicia e incluso en Vietnam al agua, y ¡aquí es imposible ver una sola gota! Es verano durante once meses al año, y en el mes restante las temperaturas bajan a veinte grados centígrados y llovizna», añade el preparador físico.

También tiene morriña de la comida casera, «pues aquí no conceden gran importancia al tema de las verduras y frutas, y se decantan por el frito y los pasteles».

Pero le encanta la seguridad del país, lo cuidadas que están las calles y lo limpias y atendidas que están las playas. Eso sí, lo de salir a correr, uno de sus deportes favoritos, a veces se antoja imposible por el calor. «No se puede entre las diez de la mañana y las seis de la tarde, salvo que vayas a un gimnasio», dice.

Las dificultades para trabajar en España «hacen que profesionales altamente cualificados y con experiencia sigan haciendo sus maletas».

Lo de regresar «nunca se sabe, pero la realidad es que a día de hoy estoy disfrutando de este nuevo reto profesional al máximo y no me planteo nada más allá».