Entrenador desde el encierro

Antón Bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Devesa, técnico del Fabril y operario de la fábrica de armas de A Coruña, abandona temporalmente el banquillo para defender su puesto de trabajo

04 nov 2013 . Actualizado a las 17:24 h.

«Algunos no se imaginan lo que llegó a ser esto. Recuerdo los regalos de Reyes, el economato,... Era como una pequeña ciudad en la que todos estábamos muy unidos, con lazos casi familiares». Habla José Luis Devesa (A Coruña, 1966), el técnico del Fabril, sobre la fábrica de armas coruñesa, el lugar que le ha dado de comer durante toda su vida y al que la empresa que ahora lo gestiona, General Dynamics, ha decidido abandonar. «Mi padre trabajó y se jubiló aquí. Yo estudié en la escuela de formación, luego me puse a trabajar como él y ya llevo 32 años», asegura el hombre que lleva también las riendas del filial deportivista desde la marcha de Tito Ramallo. Por eso, para defender su puesto, participa en un encierro indefinido con sus compañeros en las instalaciones de la factoría -donde hay 61 operarios-. Quieren evitar que se lleven la maquinaria de la antigua Santa Bárbara, lo que, a su entender, complicaría la llegada de nuevas firmas que reavivasen este proyecto. Esta medida de protesta le ha alejado temporalmente del banquillo. «El fútbol y el Deportivo es mi gran pasión, pero primero está esto», recalca.

Ayer no pudo sentarse en el estadio de Pasarón, donde su equipo derrotó por 1-2 al Pontevedra. «Lo vi en directo por Internet», explica Devesa, quien agrega: «Tengo un portátil y, por lo menos, dentro de la situación en la que nos encontramos, me llevé una alegría. Además, el Deportivo también ganó, así que una jornada redonda», sonríe el preparador.

Devesa ha delegado en su segundo, David Sánchez, con el que mantiene constantes comunicaciones, para que continúe con el día a día del Fabril. «Me cuesta mucho centrarme en dirigir cuando tengo este peso en la cabeza», admite. «Hasta hace poco -comenta- aún podíamos salir de la fábrica y volver a entrar. Con lo que hacíamos el encierro por turnos. Entonces los que teníamos otras cosas fuera podíamos irnos unas horas y luego regresar; sin embargo, ahora General Dynamics ha reforzado la seguridad y ya no deja volver a entrar y sabemos que si nosotros nos vamos, van a desmantelar esto».

Optimista hacia el futuro

Pese a lo que está viviendo, José Luis Devesa es optimista. «Creo sinceramente que con buena voluntad todo esto se va a arreglar», apunta. Sostiene que hay posibilidades de futuro para la plantilla y otras compañías dispuestas a explotar las instalaciones. «Estoy convencido de que tendremos buenas noticias», señala.

Si así fuese, podría regresar a la banda, a vivir los encuentros a ras césped y a dar las instrucciones a sus jugadores de viva voz. Y si ese pálpito se concretase, Devesa también seguiría teniendo la posibilidad de ganarse el pan donde lo ha hecho desde que comenzó a cotizar, en aquella fábrica, propiedad de Defensa, en la que, como tantos otros coruñeses, también se esculpió como persona.