El brasileño se doctora ante el eterno rival con un gol, mientras que la estrella galesa pasa desapercibida
27 oct 2013 . Actualizado a las 20:04 h.Se convirtieron en los nombres propios del mercado durante el verano. Neymar y Gareth Bale protagonizaron las contrataciones más sonadas en la Liga. El primero llegó para reforzar una plantilla que ya desbordaba talento, el segundo aterrizó en Chamartín para sumar otro velocista a un grupo al que desde los despachos tratan de cambiar la cara, de oxigenar su imagen tras la salida de Mourinho. Para ambos, el de ayer era su primer clásico, su primera oportunidad para despuntar ante el eterno rival y entrar de lleno en el corazón de la afición. Solo el brasileño lo consiguió. Marcó un gol y fue el jugador más desequilibrante sobre el césped del Camp Nou. El galés apenas dejó un par de destellos. El resto del tiempo lo pasó a la sombra de la defensa blaugrana.
Las estadísticas reafirman las sensaciones que liberaron ambos futbolistas en el campo. Neymar disparó en tres ocasiones a portería, mientras que Bale ninguna. Es cierto que soltó dos zapatazos desde fuera del área, pero los dos golpeos se perdieron por encima del larguero de Víctor Valdés. Además, la figura de la canarinha tocó el balón 46 veces, ofreció 33 pases, con un porcentaje de acierto del 79% y desbordó a su marcador de forma nítida en dos cara a cara. También dos de sus entregas generaron una acción de gol. Por su parte, el ex del Tottenham impactó con el cuero 34 veces, de las que 23 se convirtieron en pases. Aunque su precisión fue solo del 57%. Cometió una falta que Undiano Mallenco castigó con una tarjeta amarilla. La acción parecía clara. Una plancha a destiempo.
Cara y cruz del clásico. Neymar, una luz que resplandece; Bale, el astro al que se espera.